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Un guiñol > Alfonso González Jerez

Yo admiro a Soria. Es mi ídolo. Soria no es un gestor, Soria no es un analista, Soria no es un economista: es un magnífico estratega político. Un estratega -eso sí- del cortoplacismo. Examinemos el formidable asunto de las prospecciones petrolíferas en aguas próximas a Canarias. El ministro de Industria, Energía y Turismo no tiene nada que ofrecer al Archipiélago. Su departamento fue, después del Ministerio de Fomento, el que más recortes sufrió en el pasado diciembre: más de 1.000 millones de euros. Corren cábalas sobre una nueva amputación de unos 400 millones en el proyecto de presupuestos generales del Estado que será remitido por el Gobierno a las Cortes el próximo marzo. Soria tiene, por tanto, sus ministeriales bolsillos vacíos y agujereados, pero siempre cuenta con recursos fabulosos y ahí aparecen las prospecciones petrolíferas como una indescriptible promesa de prosperidad. Ya que nada tiene ni en nada pretende colaborar con el Gobierno autonómico, Soria ofrece nada menos que el sueño del petróleo. Que en la sociedad canaria -y en muchas instituciones públicas- existan amplios sectores que rechazan las prospecciones por razones ecológicas o medioambientales le viene magnífico al ministro. Es un escenario perfecto: Soria ofrece la riqueza con una mano y los mezquinos oligofrénicos de CC la rechazan estúpidamente. ¿Cabe mayor prueba de idiotez, cortedad de miras e ignominia?

Sería cómico si no fuera tan patético. Nada garantiza (todavía) la existencia de petróleo de calidad en las proximidades de Canarias y todavía es prematuro, por decirlo suavemente, establecer que los costes de la extracción no serían tan elevados que impidieran un margen de beneficios aceptable. En caso positivo el Gobierno marroquí no se quedaría impávido, desde luego, y luego quizás deba mencionarse los mecanismos fiscales por los que Canarias se podía beneficiar de las extracciones. Si no se está dispuesto a exceptuar al Archipiélago de la supresión de las subvenciones a las energías renovables, ¿por qué habría que recibir un trato de favor fiscal sobre el crudo que se extraiga a doscientos kilómetros de sus costas? La territorialización de los ingresos fiscales del Estado no parece una práctica espiritualmente muy próxima al PP que, por otra parte, parece dispuesto a romper el consenso parlamentario histórico sobre las reformas del REF y su defensa en Europa. La inevitable conclusión final es que las prospecciones para la búsqueda y eventual explotación de una bolsa de petróleo y gas devienen un aparatoso guiñol dirigido y guionizado por el señor Soria -y coprotagonizado con la lucidez de un cencerro por el Gobierno canario- para chupar cámara heroicamente y provocar divertidas broncas institucionales. “La idea del petróleo”, escribió Kapuscinski, refleja a la perfección el eterno sueño humano de la riqueza lograda gracias a un azar, a un golpe de suerte, y no a costa del esfuerzo. Visto en este sentido, el petróleo es un cuento, y como todos los cuentos, una mentira”.