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El principio del fin de Putin > Raquel Lucía Pérez Brito

A pesar de que Vladimir Putin ha ganado las elecciones presidenciales de Rusia, el principio del fin de Putin ha comenzado. Parece inevitable que, en los próximos seis años, el país quede en las mismas manos. Sin embargo, Rusia está pidiendo un cambio. Independientemente de que haya existido o no un fraude generalizado en las elecciones del domingo, las movilizaciones del pueblo no han pasado desapercibidas para el resto del mundo.

La popularidad de Putin ha ido en declive. Tanto en San Petersburgo, donde se inició en la política, como en Moscú, ha perdido más del 50% de sus apoyos. En el campo, donde aún mantiene su fuerza, se palpa inevitablemente, una desilusión progresiva. Hay quienes se atreven, incluso, a opinar que quizás Putin no se mantenga en el poder los próximos seis años y que lo lógico es que se busque un sucesor dentro del grupo de gobierno para que se produzca una sustitución de forma ordenada.

Si se analiza el motivo de este descontento, nos sorprenderíamos al comprobar que no se trata de un tema exclusivamente económico. Los rusos viven hoy mucho mejor que hace 12 años, cuando Putin llegó a la Presidencia. La nueva situación que se plantea con la crisis política y de liderazgo personal del presidente puede hacer temblar el sistema de clases sociales actual.

La clase obrera rusa se ha vuelto, en estos doce años, más dependiente del Estado tanto para conseguir trabajo como para los subsidios, por lo tanto, hasta ahora, se han sentido menos propensos a luchar en la calle por sus intereses contra quien les da de comer. Por otro lado, las élites oligarcas, formadas por los servicios de seguridad y los burócratas de alto nivel, que en definitiva son los que dirigen el país a falta de verdaderas instituciones democráticas, se han sentido cómodas gracias al apoyo de la clase obrera que representan el mayor número de la población.

Sin embargo, la clase media ha visto como las perspectivas de crecimiento que, hoy por hoy, tiene su país han decrecido y se sienten con fuerzas, cada vez mayores, para enfrentarse a la lacra de la corrupción y el clientelismo oficial, saliendo a la calle y manifestándose como lo han hecho en esta semana.

Es muy posible que la clase obrera comience a entender que la clase media tiene serios motivos para manifestarse y si termina apoyándola el conflicto estará servido.

Putin tiene opciones de acabar este mandato haciendo un esfuerzo por limitar la corrupción a casos excepcionales y llevar reformas que conduzcan a estimular la inversión en su país. Cuenta con 6 años para modernizar Rusia y garantizar elecciones presidenciales en el 2018 totalmente libres de sospechas. Con ello conseguiría que la era de Putin termine con una transición tranquila hacia la democracia, pero no lo tiene fácil, los intereses creados alrededor del Kremlin pueden provocar su propia caída.sos unidos de Europa.

*Economista, abogada y licenciada en Ciencias Políticas / @errelu