Solo ojear el documento fotográfico que conservo, se me pone la piel de gallina. Recordar aquellas primeras horas de la tarde del domingo 31 de marzo del 2002, me obliga a reconocer que aquel día el destino no quiso que me convirtiera en una víctima más de la riada.
Han pasado diez años desde que aquella terrible catástrofe que se llevara por delante la vida de ocho de nuestros vecinos, a los que hoy debemos un recuerdo, en especial, en éste 10º Aniversario, recordando a un joven, Jesús Antonio Galván Martin, que ejerciendo una digna labor humanitaria, recibió un mortal golpe tratando de salvar la vida a una familia que se encontraba atrapada en el puente El Gramal, en la zona de Los Andenes, en La Laguna. Era de la Agrupación de Protección Civil lagunera desde el año 1993. Les cuento. Hace escasamente unos días visité a su madre, Nena Martin, y a su hermano Fran, que viven en La Higuerita, y con ellos mantuve una larga conversación; necesitaba que me hablaran de Jesús Antonio. Era un chico maravilloso, jamás tuve ninguna queja de su comportamiento entre la vecindad, todo lo contrario, desde muy pequeño se le notaba su predisposición a colaborar con las necesidades del barrio: ayudar a los enfermos, recogidas de juguetes para los más necesitados, los festejos, las procesiones, y en las obras de la plaza y la ermita. Con las lágrimas en los ojos, la madre de Jesús Antonio recuerda que antes de entrar en la Agrupación de Protección Civil de La Laguna, perteneció a la Cruz Roja, y también a la Asociación Protectora del Medio Ambiente. Trabajaba muy cerca de aquí, en una tienda que vende productos para animales, el resto de sus horas libres se las dedicaba a servir a los demás a través de los servicios que le encomendaban desde Protección Civil. Fran, su hermano, también me habla de Jesús Antonio, decía que era buena gente, y un tipo cojonudo, siempre preocupado por hacer el bien y socorrer a los necesitados; donde habían eventos de muchas personas, estaba él siempre atento a la seguridad. Ni la madre, ni el hermano Fran, hablan del héroe en el que se convirtió Jesús Antonio aquel 31M, de hace una década.
Un servidor puede dar fe de que fue un héroe, y me parece de justicia reconocerlo, porque al igual que Jesús Antonio, fueron miles de personas las que aquel día en que la naturaleza reventó en forma de tromba de agua (204 litros por metro cuadrado en dos horas y media, que se dice pronto) sobre Santa Cruz y La Laguna, las que trabajaron sin descanso dejándose la piel por socorrer y salvar vidas humanas. Cientos de miles de Voluntarios, que perteneciendo a distintas agrupaciones sin ánimo de lucro (Protección Civil, Cruz Roja y AEA, entre los más cercanos), salen a la calle cada día para de manera altruista y voluntaria, vigilar por nuestra seguridad y socorrer a los más necesitados.
Muchas condecoraciones y reconocimientos, pero una, en el puente El Gramal, donde murió, la placa dice: Agradecimiento por tu desinteresada y voluntaria labor por los demás…Protección Civil de La Laguna. ¡Va por ti, Jesús Galván!
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