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Aranda: “El cine es cultura en Francia; aquí, por lo visto, es delincuencia”

El director barcelonés Vicente Aranda. / FESTIVAL DE CINE DE LAS PALMAS

FRAN DOMÍNGUEZ (ENVIADO ESPECIAL) | Las Palmas de Gran Canaria

Vicente Aranda tiene la doble autoridad que otorga la sapiencia y la edad para hablar claro del cine. El afamado director español, a la sazón presidente del jurado de esta edición del Festival Internacional de Cine de Las Palmas, no tiene a estas alturas de la película pelos en la lengua y ayer, en un encuentro con la prensa, impartió docencia sobre su forma de ver la industria, charló acerca de sus gustos cinematográficos, criticó a los críticos, y lanzó algún que otro dardo.

“Creo que las películas son mejores ahora”, afirmó tras decir que “le parece interesante y extraordinario” el tipo de cintas que proyecta el certamen grancanario, aunque reconoció que en los últimos años ha dedicado “más tiempo al cine comercial”. “Me gusta mucho mandar”, aseguró, sobre todo, cuando tiene la oportunidad de “dirigir un filme con gran presupuesto”. En este punto, en referencia al cine independiente y recordando sus inicios en su Barcelona natal, el realizador catalán, nacido en 1926, resaltó que “donde hay un bajo presupuesto, hay abundancia de ideas”.

Siguiendo con el cine menos convencional, el director de Amantes, Libertarias y Juana la Loca comentó, en alusión al tratamiento de la imagen y de algunos planos, que “no le gusta que la cámara se tambalee”. “Prefiero una estable, al final se cuenta lo mismo”. Aranda, a quien le agradó mucho una cinta como Melancolía, de Lars von Triers, confesó ser un gran consumidor de cine, en especial de los canales temáticos de la televisión de pago, y en concreto, de filmes de la escena independiente norteamericana.


“El sexo interesa”

Antes de que nadie le preguntara, de forma socarrona sacó el tema del sexo en sus películas, aspecto que ha abordado de diferentes perspectivas en su filmografía. “El sexo me interesa a mí, pero también al público. Siempre esperan algo de mí al respecto”, espetó.
Hablar con Aranda y no mentar el cine español sería un sacrilegio. Aquí, no tuvo tapujos de ningún tipo y aludió a la escasa taquilla que genera la industria patria. “No hay un público para el cine español. El cine es cultura en Francia, aquí es delincuencia, por lo visto. Parece que no interesa”, remarcó con ironía.

El director barcelonés admitió que le gustó la última película de Icíar Bollaín, Katmandú, pero por el contrario no pudo decir lo mismo de la gran triunfadora de la última edición de los premios Goya, No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu. “No entendí nada”, espetó.

Los críticos cinematográficos no se libraron de sus concisas impresiones ante los medios de comunicación. Tras pedir perdón de antemano por si hubiera alguno en la sala de prensa, deslizó que éstos “sólo sirven para equivocarse”.
Como despedida, Aranda señaló que tiene más de cinco guiones entre manos, pero “tal y como está la situación no hay forma de que se filmen”.