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Cárcel por otro cayuco mortal

El cayuco en cuestión llegó a La Restinga en noviembre de 2008 remolcado por una embarcación de Salvamento Marítimo. / DA

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Hace apenas unos años que las aguas de Canarias fueron el escenario de una tragedia humanitaria de dimensiones tan dramáticas como incalculables, ya que es imposible saber cuántos inmigrantes irregulares perdieron la vida en su afán de alcanzar nuestras costas desde el continente africano. A su ritmo, algo lento pero inexorable, la Justicia dirime ahora responsabilidades por aquellos hechos, y en esta ocasión ha sido la Sección Quinta de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife la que ha impuesto una durísima condena por otro de aquellos cayucos de la muerte.

En concreto, se trata de una embarcación que arribó, remolcada por una embarcación de Salvamento Marítimo, al puerto de La Restinga (El Hierro) el 10 de noviembre de 2008 con 123 pasajeros a bordo, dos de ellos ya fallecidos. Otro más murió al día siguiente en un hospital tinerfeño y otros siere sufrieron “graves heridas y complicaciones posteriores”, tal y como se recoge en la sentencia, que lleva fecha del 31 de enero pasado y se hizo pública esta semana. Lo peor del caso es que los magistrados estiman que el cayuco salió de Diogue (Senegal) con un pasaje calculado entre 183 y 208 pasajeros, por lo que los fallecidos serian, al menos, más de sesenta, siendo los cadáveres tirados por la borda a medida que iban comprobando las defunciones.

Para mayor crudeza, dos de los fallecidos que pudieron comprobarse en tierra eran menores de edad, al igual que los siete que resultaron con secuelas a consecuencia de los días pasados sin agua ni alimentos. Ello se debe a que los ahora condenados controlaban la embarcación y el reparto de viandas y líquidos. Cuando temieron por su suerte al escasear las mismas, optaron por guardarlas para sí y condenar al resto a la inanición y la sed.

Ahora se les ha condenado a 38 años y seis meses de prisión a cada uno de los siete patrones por tres homicidios y siete lesiones, todos imprudentes.


Por toda Canarias

Aunque destaca por lo brutal y terrible del caso o la dureza de la condena, el caso del cayuco de la muerte que llegó a La Restinga en noviembre de 2008 se suma a otros similares, como el de la reciente condena por otra embarcación de estas características que llegó el mismo mes del mismo año a la isla de La Gomera. Lo cierto es que, tanto por las pateras como por los cayucos, son decenas y decenas los patrones de estas barcas los que cumplen actualmente condena en las prisiones canarias, especialmente en la conejera de Tahiche, las de Gran Canaria y, lógicamente, Tenerife II.