Cuatro años de cárcel por intentar cortarle el cuello a otro con una botella quebrada

T. F. | Santa Cruz de Tenerife

“Rompió una botella que portaba y, con ánimo de amedrentarle, lanzó varios ataques dirigidos al abdomen de [S.A.], que logró esquivarlos, procediendo a continuación a lanzar los ataques al cuello de [J.A.Z.], con intención de clavarle la botella y acabar con su vida”.

El relato, que parece extraído de una novela negra, figura entre los hechos probados de la sentencia dictada en días pasados por la Sección Quinta de la Audiencia provincial de Santa Cruz de Tenerife a consecuencia de una reyerta acaecida el día de Navidad de 2009 en las inmediaciones un bar ubicado en la principal avenida de San Isidro (Granadilla de Abona).

Dicho dictamen judicial condena al agresor en cuestión a cuatro años de prisión como autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, ya que, a pesar de sus esfuerzos, J.A.Z. interpuso su brazo izquierdo, por lo que el ahora condenado cambió de dirección y le asestó “un fuerte corte en el brazo derecho que le seccionó la arteria humeral”.

Como consecuencia de la grave herida, la víctima requirió de 31 días para su restablecimiento, aunque le han quedado “secuelas consistentes en tres cicatrices”. El dato es importante a la hora de fijar la indemnización, que el magistrado fija en 15.000 euros.

Desde la perspectiva técnico-jurídica, los fundamentos de Derecho de la sentencia argumentan que al tratarse de una tentativa incompleta, al no suponer la herida en cuestión un peligro suficiente para el fallecimiento de la víctima, se rebaja la pena prevista en dos grados, descartándose las amenazas por la unidad de acción.

La defensa mostró su conformidad con la pena impuesta.