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Ejemplo de esfuerzo > Alberto Génova

Nos mal acostumbraron y mal acostumbramos a nuestra juventud, a quienes les hemos instruido en muchas cosas, pero descuidamos el valor fundamental del esfuerzo, de la motivación, no les explicamos que para satisfacer nuestras necesidades hemos de estar motivados, nos tenemos que marcar un objetivo y actuar. Estamos en una crisis que, más allá de lo económico, es una crisis de valores, que nos ha llevado a un modelo de sociedad en el que hemos considerado normal jubilar a personas de 50 años, a que se pase de curso aunque sea con la mochila cargada de suspensos, a que se castigue al que más trabaja, etcétera.

Pecamos de soberbia en los años de bonanza, en los que nos convencimos de ser los más ricos de Europa, en los que algún ministro nos proclamaba como el país en el que en menos tiempo y más fácilmente alguien podría hacerse millonario. Y ahora les decimos a los jóvenes que han de cambiar su cultura y su forma de comportamiento cotidiano.

Todos necesitamos tener claro que la crisis actual nos exige un alto nivel de compromiso y esfuerzo. Hay que recuperar la cultura del esfuerzo, hay que explicar algo tan sencillo como que nuestros deseos no se verán cumplidos solo con desearlos, sino que el camino es el esfuerzo, que no es posible seguir sustituyendo el esfuerzo colectivo por la ilusión del endeudamiento. Pero nos equivocamos y seguimos pecando de soberbia cuando nos empeñamos en poner a los jóvenes como modelo de esfuerzo a nuestros abuelos.

La propia juventud nos ofrece ejemplos de esfuerzo y no hace falta remontar los árboles genealógicos. Hoy quisiera citar el de dos canarios que, sirviendo a la sociedad española en Afganistán, sufrieron la amputación cada uno de ellos de una pierna.

El 18 de junio de 2011 una explosión se llevó por delante una pierna del teniente Gras y también la de su conductora, la soldado Jennifer García López; ambos canarios de adopción. Hoy ambos son ejemplo de esa necesaria cultura del esfuerzo. El teniente Gras dedica su tiempo a adquirir fuerza en su pierna y mayor equilibrio y estabilidad sobre la prótesis. Se ha negado a pasar a ser una especie de prejubilado a sus 29 años y va camino de conseguir que la legislación se cambie y reincorporarse plenamente a la profesión que eligió.

El teniente Gras lo ha dicho con claridad: “No voy a negar que la amputación supone una limitación pero ésta es exclusivamente física aunque estoy dispuesto a trabajar duro para minimizarla; sin embargo, el resto de la formación y de los valores adquiridos durante diez años de servicio no se han visto afectados”.

La soldado Jennifer García contó en este mismo periódico su experiencia, y destacó como mira al futuro con optimismo, declarando que “en los momentos duros hay que estar preparado. Para esas personas que no pasan por su mejor momento, les mando todo mi ánimo”. Una joven de 25 años que no se ha puesto a lamentarse ni busca compasión, una joven que como se concluía en el reportaje, “tiene claro una cosa: seguirá en su particular “frente de batalla”, plantándole cara a la vida.

Dos jóvenes canarios que sufrieron una experiencia traumática en un polvoriento camino de Afganistán, en el que el mediodía se les convirtió por una bomba en oscuridad. Dos jóvenes que no son de otra época, ni siquiera tienen edad para ser abuelos, pero que nos demuestran con su ejemplo que también nuestra juventud conserva los valores del esfuerzo. Afortunadamente, hay vida y juventud fuera del Gran Hermano.