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El camino de los abuelos > Jorge Bethencourt

El abuelo de Víctor Manuel era picador. El mío, por parte de madre, molinero. Y por parte de padre, agricultor. El presidente del Gobierno de Canarias nos ha pedido que echemos un vistazo al ejemplo que nos dieron nuestros abuelos, que se mandaron a mudar para ganarse los garbanzos que no podían conseguir en Canarias. Y pienso que no ha estado muy fino, don Paulino, poniendo como ejemplo a los canarios de la diáspora.

Puestos a buscar ejemplos, las Islas Canarias tiene otros momentos más gloriosos. En tiempos de la vela o del vapor, cuando las comunicaciones eran un producto intestinal -una caca, vamos- esta tierra se convirtió en un punto de referencia del comercio internacional. Desde la cochinilla a los vinos o al tabaco, el Archipiélago siempre supo buscarse los garbanzos. Y ello fue porque desde los primeros asentamientos colonizadores, Canarias hizo valer la necesidad de aplicar a los que vívían aquí un régimen fiscal diferenciado al del resto del continente. Una familia canaria con dos hijos paga hoy en IRPF, según datos publicados recientemente por la Asociación de Asesores Fiscales, unos 2.800 euros más que si viviesen en Castilla-León. Desde Bravo Murillo a la Ley de REF del 72, el regreso a un modelo de baja fiscalidad sobre el consumo y el comercio fue el regreso al desarrollo económico de las Islas.

La autonomía de Canarias, bajo el paraguas de los fondos compensatorios enviados desde la Península y desde Europa, cerró los ojos a la historia. Ignoró a los Cabildos, creó una superestructura pública regional desmedida y se engañó creyendo que la burbuja del ladrillo y las ayudas estructurales era eterna. Se dice, con razón, que el desarrollo que hemos logrado en estas tres décadas es extraordinario. Pero tiene los pies de barro. Mas de trecientos mil parados lo confirman. La agricultura y la industria en decadencia lo confirman. El costo de la vida y la presión fiscal lo confirman. La emigración consistía en mandar gente fuera de Canarias para captar renta. El turismo consiste en traer gentes de toda Europa para hacer exactamente lo mismo. Pero nuestro sistema fiscal no es coherente con una sociedad que vende servicios. Lo primero que deberíamos reformar es el error histórico de haber abandonado las tradiciones fiscales canarias. Y tal vez la emigración fuera una opción siempre y cuando los que emigraran fueran unos políticos incapaces de entenderse y entender Canarias.

Twitter@JLBethencourt