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El concejal don Alfonso Soriano > Ángel Llanos Castro

El concejal don Alfonso Soriano y Benítez de Lugo tuvo las competencias de Comercio y Patrimonio Histórico durante el mandato 2007-2011. Fue el único miembro del equipo de gobierno que no cobró (al igual que hace don Miguel Cabrera Pérez-Camacho donando su sueldo del Parlamento de Canarias a Aspronte); pero cada día a las ocho de la mañana se presentaba en su puesto de trabajo, y no acababa antes de las ocho de la noche. El concejal Soriano estaba felizmente retirado de la política tras una de las trayectorias más brillantes de los representantes públicos canarios, y aceptó acompañar a un pibe de Ofra de 36 años en las elecciones a la Alcaldía de Santa Cruz, en el puesto número 6. El concejal Soriano recorrió a pie, calle a calle, los comercios de la capital, demostrando que la cercanía política hay que ejercerla. El concejal Soriano impulsó, sin presupuesto y buscando financiación privada, la recuperación de parte del patrimonio histórico de Santa Cruz: las fuentes, las esculturas, la Logia Masónica… El concejal Soriano puso en marcha la Comisión de Patrimonio Histórico, con un equipo de catedráticos, arquitectos y expertos sin precedente (y que, como él, ninguno cobraba un duro). El concejal Soriano, buen católico, nunca levanta la voz, más que para defender a un compañero ante (según sus propias palabras) “la persecución de una panda de insensatos que actúa visceralmente”. El concejal Soriano es un caballero de los que ya no quedan; pero también es un hombre con una alta preparación académica, un intelectual reconocido y un padre y abuelo de una amplia familia que, junto a Pilar, ha creado con esfuerzo y amor a lo largo de toda una vida.

Hablar con el concejal Soriano enseña. Enseña dignidad y firmeza, al no aceptar imposiciones en contra de su voluntad, aún viniendo de la dirección de su propio partido; enseña humildad, al huir del protagonismo personal tras recibir la Medalla de Oro del Parlamento de Canarias; enseña valores cristianos, poniendo la otra mejilla al sufrir, en los últimos meses de su exitosa carrera política, la ofensa de su primer, único e injusto cese (del Consejo de la Gerencia de Urbanismo); enseña lealtad, anteponiendo la palabra dada y el honor, al dinero y las prebendas políticas; enseña discreción, ya que jamás contará las miserias ajenas; y enseña Historia, la que atesora en su privilegiada mente de 75 años, que no ha perdido un ápice de su ingenioso sentido del humor.

El alcalde José Bermúdez ha acertado esta semana al conceder el nombre de una de las calles de Santa Cruz de Tenerife a don Alfonso Soriano, primer presidente de Canarias. Admirable ejemplo a seguir en todos los órdenes de la vida. Doy gracias a Dios por haber tenido la oportunidad de trabajar y aprender de él.

*Exportavoz del PP en el Cabildo de Tenerife y en el Ayuntamiento de Santa Cruz