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El territorio agrario canario > Hugo Luengo

Al inicio del 2012, Canarias contempla la que quizás sea la mayor crisis desde la posguerra española, con unas perspectivas inciertas y todas ellas complejas, y con una incidencia en el mundo agrario que debemos atender de forma prioritaria. En sentido positivo la crisis es al tiempo oportunidad y con ello ocasión de “anticipar” los ajustes, modificaciones y propuestas que los tiempos nos exigen.

El binomio turismo–construcción, ha venido siendo el motor de nuestra economía en más de un 70% del PIB canario, desde hace seis décadas, de forma que el resto de las actividades productivas han estado sometidas al resultado de su desarrollo. La crisis nos ofrece la oportunidad de reequilibrar específicamente la situación urbanístico-administrativa del mundo agrario, que desde el planeamiento-planificación, ha sido la gran olvidada, situándolo como mero espectador, sin abordar su situación específica y por lo tanto, no respondiendo en condiciones a sus propias necesidades.

Necesidades agrarias, que hoy en Canarias no podemos referir exclusivamente a los usos estrictamente agropecuarios, sino ya en las coordenadas del agro europeo, estamos obligados a referir al conjunto de usos complementarios que puedan colaborar y/o mantener un “desarrollo económico sostenible”, del territorio agrario, y ampliar su cadena de valor. Aquí cabría tener en cuenta un primer paso que en esta línea ha pretendido dar la Ley 6/2009 de Medidas Urgentes en materia de Ordenación Territorial para la Dinamización Sectorial y la Ordenación del Turismo. Entendemos que la falta de conocimiento y/o identificación de la problemática específica del agro canario, ha dejado su eficacia en situación meramente testimonial. Desde aquí queremos defender el uso de lo agrario, desde una doble vertiente. Por un lado funcional, entendiendo que tiene su propia lógica productiva, hoy además situada en el marco del agro europeo, con sus propias características y posibilidades. En segundo lugar la clave se produce hoy en entender el paradigma ambiental. En los últimos diez años en el espacio europeo los valores ambientales impregnan las decisiones de los poderes públicos, determinando en gran medida las políticas sectoriales y económicas, y alcanzando un verdadero supravalor jurídico. Obviamente las respuestas al tema ambiental deben soportarse en la capacidad de asumir la acomodación ambiental, al nutrido grupo de oportunidades que las islas en su variabilidad de escenarios nos ofrecen.

Lejos de esta circunstancia debemos señalar también aquí, la profundidad y extensión que la innovación ha venido produciendo en el agro canario.

De manera que los sectores más punteros del mismo están hoy altamente cualificados y tecnificados, en procesos empresariales, de implantación de Sistemas de aseguramiento de la calidad, en procesos rigurosos de “trazabilidad” e incorporando el seguimiento de la huella de carbono. Empresas ya con un nivel de profesionalización, tecnología y medios materiales y personales, que las hacen plenamente competitivas en el marco de lo global, si bien conviven con procesos agrarios de otras velocidades, que igualmente es preciso integrar.

No debemos olvidarnos al tiempo de un nuevo Paradigma, surgido precisamente en esta crisis y que vendrá necesariamente a incidir de forma evidente en las decisiones políticas a corto plazo. No es otro que el factor del autoabastecimiento, que aunque estemos en un mundo global, no es menos cierto que el actual “clima de crisis” genera inseguridad y con ello la necesidad de garantizar el “suministro alimentario” en cualquier escenario, hoy en el 15% del Total. Buena oportunidad agraria.

Fijados los grandes valores del desarrollo social y económico, del mantenimiento y equilibrio del factor Ambiental y del Autoabastecimiento local, situamos los planos de referencia generales del Territorio Agrario, que debería dejar de ser el escenario de fondo del “Turismo y Construcción”, para pasar a ser “Territorio Activo”, intérprete de su propia economía. No es posible sostener el desarrollo del territorio sin uso agrario sostenible.

*Presidente de Avibo