ESTO NO SE COBRA > Cristina García Maffiotte

Entrenadores y economistas > Cristina García Maffiotte

Hasta hace bien poco este país era uno de los primeros productores mundiales de entrenadores de fútbol. El 99% limitaba su trayectoria profesional, con el codo bien apoyado en la barra del bar, a regar su sapiencia y vastos conocimientos con un cortado en la mano. Pero la crisis ha cambiado el panorama. Si antes el cafecito mañanero te lo tomabas mientras escuchabas un sesudo debate sobre la correcta o incorrecta estrategia del Tenerife, del representativo del Congo o del último partido del Sobradillo C ahora la conversación va por otros derroteros. Ahora producimos economistas. No hay bar en el que entres en el que, si no fuera por el olor a fritanga y las banderitas de Dorada, tengas la sensación de estar en las salas de juntas del Ministerio de Economía.

Antes los españoles salían a tomar el cortado con el chándal en el corazón y ahora entran en la cafetería dispuestos a convertir la barra del bar en el atril de la universidad de Cambridge. Todos llevan un Adam Smith, un Malthus o un Keynes en el interior aunque en la vida hayan oído hablar de ellos y piensen que ‘La riqueza de las Naciones’ es el título de la última telenovela que echan en la canaria o que los keynesianos son amables indígenas de una tribu perdida en el Amazonas.

Si antes las conversaciones futboleras terminaban con sentencias del tipo “es que no se puede salir con un 4-4-2” o “es que siempre nos cogían la espalda en la contra”, ahora terminan con ‘recetas’ económicas: “lo que hay que hacer es que fluya el crédito” (que dan ganas de exclamar, “¡hombre, qué gran idea!” o “es que no se puede seguir tirando el dinero” (¿en serio?).

Claro está que no se puede pedir que la solución a la crisis nazca en la barra de un bar y lo normal es que uno se desahogue tomándose un cortado (para algo que todavía es gratis) a mi lo que realmente me preocupa es asistir a esa misma conversación de bar fuera de los bares.

En los últimos meses, las actas de plenos y las declaraciones de algunos políticos recogen frases como “es que hay que gestionar mejor” (¿Qué pasa, que hasta ahora no lo estabas haciendo lo mejor que sabías?) o “ahora hay que eliminar gastos superfluos” (¿ahora?). A mi me parece normal que haya cambiado el tipo de conversación en los bares porque, al fin y al cabo, se habla de lo que preocupa. Lo que me parece anormal, preocupante y escandaloso es que los políticos suelten sandeces como si tuvieran el codo apoyado en la barra de un bar. Bueno, eso y que después de soltarlas se queden tan panchos.