EUROPA PRESS | Madrid
España completará este miércoles la evacuación del personal que trabaja en la Embajada y el Instituto Cervantes en Damasco, que suman un total de 13 personas, ha anunciado el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo.
En una entrevista en la Cadena Ser, recogida por Europa Press, ha aclarado que en Siria permanecerán tan solo dos diplomáticos que no trabajarán desde la legación española, pues se mantendrá cerrada, sino desde la delegación de la UE en Damasco.
Con esta “fórmula novedosa”, España envía un mensaje de “reprobación moral” al régimen de Bashir el Assad suspendiendo la actividad de la Embajada y del Instituto Cervantes en señal de protesta pero al mismo tiempo mantiene dos funcionarios sobre el terreno para recabar información, seguir en contacto con la oposición y proteger a los “640” españoles (la mayoría con doble nacionalidad) que se resisten a abandonar su país.
García-Margallo ha insistido en que la comunidad internacional debe “seguir aumentando la presión para obligar a El Assad a negociar” su salida porque la alternativa sería una intervención militar en Siria “sin el paraguas de la ONU”, como ocurrió con la invasión de Irak en 2003.
El problema es que El Assad se niega a negociar su salida, mientras que la oposición siria, aunque dividida, dice que si no se va el presidente no hay negociación posible, ha explicado. El ministro ha recordado que el régimen de El Assad cuenta aún con un “apoyo sustancial de parte de su opinión pública”, así como el respaldo “decidido” de Irán, con influencia sobre la milicia libanesa de Hezbolá y la palestina de Hamás, sin contar a Rusia y China.
El régimen además no ha movilizado todavía unas reservas militares como son la Guardia Republicana, la Presidencial y la División Mecanizada, por lo que la actual situación podría derivar en una “guerra sucia que dure un determinado tiempo”, ha advertido. Preguntado por la evolución de la llamada ‘primavera árabe”, el ministro ha afirmado que Marruecos, que ha hecho una “evolución sin revolución” y Túnez van “relativamente bien”, mientras que el poder del Ejército y el auge de los islamistas y los salafistas en Egipto se mira con “precaución”.
Por eso el ministro ha defendido en la UE que se liberen fondos hacia estos países en función de cómo vayan avanzando hacia una verdadera democracia.