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Incoherencias > Leopoldo Fernández

No sé bien qué está pasando en el cotarro político canario, pero da la sensación de que en todos los ámbitos prima el enfrentamiento de unos contra otros, como si la indignación y el desencuentro tuvieran que ser la nota dominante. En vez de dialogar o procurar el acuerdo y el entendimiento, se prefiere la confrontación e incluso la amenaza y la sinrazón con tal de no ceder ante nada ni ante nadie. A lo mejor es cierto eso de que vivir es combatir y contradecir y agitar afectos y pasiones a conveniencia. Hay circunstancias en que el único medio de obtener concesiones de algún dirigente político es ofendiéndolo y haciéndolo adversario acérrimo. Ya dijo Balzac que donde no hay enemigo no hay triunfo, así que, vistas las actuales circunstancias, tal vez tenga razón el gran novelista francés. Y por eso algunos representantes públicos se sienten más fuertes cuanto más alto proclaman sus diferencias con quienes presienten como adversarios o enemigos circunstanciales. Pero ¿qué pasa si el considerado contrario tiene razón? ¿Y si la hoguera que han encendido alcanza a quemarlos tarde o temprano? El Gobierno de Canarias se enfrenta al del Estado por las prospecciones petrolíferas en aguas más o menos alejadas de las Islas, alegando un imposible maridaje entre oro negro y turismo que es falso de toda falsedad. El Cabildo de Tenerife se encara al Ejecutivo regional al sentirse perjudicado -por no decir ninguneado- en la gestión del parque nacional del Teide, que reclama con razón tras una sentencia del Tribunal Constitucional. Seis alcaldes del Sur de Tenerife -cinco del PSOE y uno del PP- se oponen al nuevo corredor de energía eléctrica Candelaria-Granadilla y cargan sobre el Ejecutivo autonómico y la corporación insular diversas culpas de improvisación y atentado contra el medio ambiente con diversos fundamentos probatorios. Con insolidaridad inaudita, el alcalde candelariero dice que nones a la prevista implantación del ciclo combinado en la central eléctrica del municipio y amenaza con levantar al pueblo en manifestaciones y protestas. Los sindicatos de enseñanza acusan, falsamente y con inquina, a los autores del Informe PISA de demonizar al profesorado canario y de presentar una visión sesgada de su trabajo. Son un puñado de ejemplos de esta semana sobre desencuentros que van más allá de lo normal y que amenazan con divisiones insuperables por falta de autocrítica y buena fe entre las partes. Y es que, de arriba abajo, unos acusan a otros de imposición y falta de diálogo pero no tienen empacho en hacer lo propio cuando se les presenta la ocasión. Debe ser cosa de la incoherencia y falta de respeto de nuestra clase dirigente.