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Rivero: nada que ver y una verdad inmutable

En estas mismas páginas, hace ya cuatro o cinco años, se consideró que el discurso del presidente autonómico por el debate sobre el estado de la nacionalidad canaria había sido “un buen discurso pero mal leído”. La intervención de ayer de Paulino Rivero dista mucho de aquella en la que apenas levantaba la vista de los papeles, aunque hay verdades inmutables que no han cambiado desde entonces: el Estado español incumple sus obligaciones financieras con el Archipiélago sistemáticamente, ya sea con gobiernos del PSOE como del PP.

Bien a lo grande, pero…

Es imposible hablar de Canarias sin tener en cuenta a buena parte del resto del mundo. Pasaba antaño y, ahora, en este mundo globalizado, es aún más pertinente. Tiende el canario, como cualquier isleño, a repetir en su mente el cerco marítimo que limita su universo vital, pero este Archipiélago que vive del turismo y suspira por vivir de la innovación y la ciencia sólo es aprehensible con amplitud de miras. Por eso Rivero -a falta de los presupuestos estatales- hizo bien ayer en extenderse sobre geopolítica planetaria. Eso sí, a expensas de lo que hoy ocurra, un discurso como el de ayer siempre será censurable porque no baja al detalle de lo cotidiano.

El pulso petrolero

La estrategia de cerco que está practicando José Manuel Soria con respecto al Gobierno de Canarias -y en especial a su gran rival en las urnas, Coalición Canaria- es muy potente: hora te quito la herramienta para mantener el nivel de turistas, hora te machaco desde Gran Canaria y el pleito insular, hora te combato calle a calle con un PP tinerfeño cada vez más consolidado. Ahora bien, hay un antes y un después del petróleo: ¿han encontrado los nacionalistas el caballo de batalla que une sus filas, justifica su existencia y devuelve el interés a sus afiliados?