“La primera sonrisa se gana en el aplauso de bienvenida”

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

Ismael Beiro es el cabeza de cartel de La Gran Noche del Humor. / DA

A Ismael Beiro (Cádiz, 1974) lo conocimos hace 12 años como el ganador de la primera edición del concurso televisivo Gran Hermano. Lejos de afrontar esa popularidad como un fin -y ejemplos no faltan, no-, este gaditano decidió concebirla como un medio, como una oportunidad para emprender una carrera artística donde los éxitos no se regalan. Beiro participará en Candelaria como monologuista en La Gran Noche del Humor. Y DIARIO DE AVISOS mantuvo esta entrevista con él.

-¿Cómo es el espectáculo que presenta el sábado en Candelaria?

“Cuando la gente viene a ver mis monólogos, siempre parto de un handicap: “Vamos a ver qué hace el de la tele”. Pero luego las críticas, por fortuna, suelen ser buenas: se sorprenden de lo mucho que ríen. Hago comedia pura, recurro al humor y la picaresca para abordar esos temas que nos preocupan desde siempre. Estoy a la cola de todos los grandes monologuistas, pero también poseo una gran ilusión”.

-En tiempos de crisis, reírnos y pasar un buen rato es más necesario que nunca. ¿Pero es más complejo sacar esa sonrisa al público?

“Soy de analizar mucho a la gente, y eso es muy útil si te dedicas al humor. El otro día me decía mi representante que por fin había encontrado mi traje, y que lo tenía que haber visto antes. A lo que yo contesté que ya antes lo había visto, pero es ahora cuando cobro por ello. Con la crisis no es más difícil hacer reír, porque la gente busca justo eso, desahogar y olvidar los problemas”.

-¿De qué manera prepara sus monólogos Ismael Beiro?

“Siempre voy con libreta y bolígrafo. Los monólogos los preparo en la calle. Cuando llego a un sitio, pregunto: ¿cuál es el pueblo rival?, ¿cuál es el equipo de fútbol?, ¿cuáles son los personajes que tienen más miga?… Y lo voy meto en el monólogo. Ésa es una de las claves que usamos los cómicos. La primera sonrisa se gana en el aplauso de bienvenida. Ese aplauso suele ser frío, porque aún no ha empezado el espectáculo. Y ahí no te queda otra que decirles, con guasa, que ese aplauso ha sido una mierda. Ahí llegan las primeras risas, y yo entonces me vengo arriba”.

-En su trayectoria figura la televisión, la radio, el teatro y hasta ha hecho sus pinitos en el cine. ¿Dónde se siente más cómodo?

“En cualquier lugar. Una cosa no tiene porqué estar reñida con la otra. Si a uno le gusta el oficio, te gusta en un plató, en un escenario, en un estudio de radio… Y yo aprendo de todo y de todos”.

-En una entrevista a Ismael Beiro, casi es una obligación aludir a su paso por Gran Hermano. ¿Qué le aportó esta experiencia?

“Gran Hermano es un programa de saber estar; distinto al resto de realities, que más bien son de saber hacer. Para mí fue muy fácil, porque me olvidé de las cámaras desde el primer día. Le debo la oportunidad de estar donde estoy ahora. Nunca renegaré de esa experiencia, pero es en este momento cuando llega lo complicado: mantenerse”.

-Si tenemos en cuenta que en su día se planteó casi como un experimento sociológico, ¿cree que el concurso se ha degradado?

“Es un experimento sociológico, porque presenta cuestiones que están a la orden del día. Pero quizás yo fomentaría otros valores más allá del edredoning, donde los únicos que se benefician son las casas de edredones. Iría por otro lado: si se lleva un poco al terreno del culebrón, de la telenovela, de las historias de amor, daría un buen resultado”.

-¿Cuáles son ahora sus retos?

“Formo parte de una compañía teatral, Máscara Laroye, y representamos Los Miserables en Madrid. Antes hacía tres funciones a la semana, ahora una al mes, no tengo tiempo para más. Disfruto en el teatro, pero también me gustaría hacer cine, ya he hecho cortos, y televisión. Un sueño sería trabajar en reportajes televisivos inusuales, o en un late night. Me encantaría hacer un programa de noche que fuese muy canalla, muy divertido”.