CÁMBIATE > PSICOLOGÍA PARA ENTENDERNOS

¿Qué crisis?

POR LEOCADIO J. MARTÍN BORGES *

“En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento”. (Albert Einstein)

Hace unos años salía de casa hacia el trabajo, dormido como siempre, escuchando la radio, e intentando incorporarme a la realidad poco a poco. Una enorme valla publicitaria rezaba algo así -no sé que marca de automóvil: “¡Desde solo 35.000 euros! Seguí conduciendo mientras pensaba en lo engañoso de la publicidad y de cómo, si fuéramos a comprar ese coche, nos costaría muchísimo más a medida que le íbamos añadiendo “extras”. Lo cierto es que no fue hasta que escuché en la radio otra oferta parecida: “¡Desde solo 45.000!”, que me di cuenta el disparate que eran estos anuncios. ¡Querían vender coches entre casi seis y mas de ocho millones de pesetas! 

Esto ocurría un par de años antes del estallido de la crisis, esa crisis que nos tiene a todos mirando a donde no mirábamos nunca antes, ese lado del periódico o web en donde se ve como va La Bolsa. Nos invade el miedo (o la tristeza) cuando los Moody’s (que han debido dejar la música para dedicarse a otra cosa), nos rebajan -vaya usted a saber que-, que obliga a los responsables políticos a salir en defensa del compromiso de España con los objetivos trazados por Europa.

Las tertulias radiofónicas están llenas de “expertos” dando su “contrastada” opinión sobre lo que nos ocurre y sobre lo que podemos esperar que nos ocurra si no se toman “ésas” medidas.

El ánimo colectivo está muy decaído ¿o no?, porque no se ve el final del túnel. ¿Es que nadie es capaz de darse cuenta del enorme absurdo en que nos estamos metiendo?, una especie de Armaggedon econopesimista que transmite la sensación de que hagamos lo que hagamos a nuestro nivel, no seremos capaz de cambiar nada. Esto en Psicología lo bautizó Martin Seligman (padre de la Psicología Positiva), como Indefensión aprendida, y se encuentra en la base de la mayoría de los procesos depresivos. Algo así es a lo que nos está arrastrando la situación, empujados sin remedio a un abismo negro digno del mejor relato de H. P. Lovecraft.

Razones

En esta orgía de búsqueda de razones por las cuales hemos llegado hasta aquí o por que las nos mantenemos aquí, nos encontramos en medio del fuego cruzado de los unos contra los otros, o viceversa, en donde se mezclan multitud de temas que, aparentemente, nada tienen que ver.

Las políticas sociales, medioambientales, migratorias, impositivas, educativas, mediáticas, y un sinfín de ellas más parecen tener su parte en la génesis de la situación. Supongo que si todo está interrelacionado, las razones de la crisis económica y de porque nos está costando salir de ella, las soluciones deben estar ser conjuntas, interconectadas y basadas en el convencimiento de que debemos cambiar para poder conseguirlo.

No va a ser fácil, vivimos en un modelo de sociedad dependiente, que ha olvidado el necesario balance emocional entre el sufrimiento y la felicidad para crecer como persona y por ende, el balance entre el fracaso y el éxito para asegurar un aprendizaje efectivo. Esto no tiene que ver con los valores del mercado, tiene que ver con los valores individuales, con aquellos que tenemos que recuperar o potenciar para conseguir un cambio real que propicie una sociedad basada en la justicia y la libertad.

“La crisis actual puede acentuar algunos problemas psicológicos que acechan a los trabajadores: el estrés laboral, la adicción al trabajo, el síndrome de estar quemado por trabajo (SQT) o burnout y el acoso psicológico en el lugar de trabajo o mobbing.
Los empleados por cuenta ajena son más proclives a sufrir los dos últimos, mientras que los autónomos pueden caer en la sobrecarga y la adicción al trabajo”, señalan al respecto los expertos en temática de salud laboral.

Dificultades

Pero a pesar de que estamos en una situación seria, no debemos caer (o quizás deberíamos decir recaer), en lo que precisamente nos ha llevado hasta aquí. Las dificultades económicas no son sino la otra cara de unos tiempos en los cuales la doctrina generalizada era gastar por encima de nuestras posibilidades.

El esfuerzo y otros valores que muchos pensamos que son la base de una vida enriquecida pasaron a un segundo plano frente a todos los derivados de “lo fácil”.

Dicho esto, debemos intentar, en la medida de lo posible, no dejarnos vencer por la desesperanza y mantener una actitud positiva, buscando la mejor manera de disfrutar nuestra vida y hacer planes de futuro.

Saldremos de esta situación, sin duda, pero debemos prepararnos para no permitir que lo que ocurre a nuestro alrededor nos condicione.

Aprovechemos estos difíciles momentos para hacer un repliegue emocional y recuperar los valores necesarios que nos deben conducir en tiempos de crisis… O de bonanza.

*Psicólogo

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