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Razones del no > Alfonso González Jerez

1) No sé si se ha dado cuenta, pero nos están mirando. ¿Quién? La gente importante. Merkel. Sarkozy. Durao Barroso. El Banco Central Europeo. Los bancos alemanes y franceses. Los fondos de inversión. El Fondo Monetario Internacional. Los editorialistas europeos que no se llaman Don José, Pepe o Pepito. Quizás Eva Longoria. Todos nos están observando cuidadosamente para averiguar si somos gente seria o no. Gente cumplidora. Gente consciente de sus deberes inclaudicables. ¿Cree usted que es el momento de ponerse a hacer huelga? ¿Qué pensará toda esa gente importante de nosotros? Se lo diré. Pensará que nos negamos a asumir nuestras obligaciones. Pensarán que somos una romería de irresponsables que se niegan a colaborar en la superación de sus propios problemas y en el problema de Europa, porque usted, parado o mileurista, es corresponsable directo de la caótica situación del mercado de deuda europeo, no se escabulla tras la pancarta, bellaco. Todavía si la huelga se reduce a un conjunto de algaradas pintorescas, en fin, sería peligroso, pero tendría un pase. Peor aun es si la huelga registra un mediano éxito, porque entonces la gente arriba señalada tomaría buena nota. Al parecer usted, triste peatón de la Historia, no se ha enterado que la Constitución es un lujo que ahora mismo, y por un tiempo prudencial, no podemos permitirnos, salvo cuando se debe reformar en quince días para que los señores antedichos certifiquen nuestras buenas intenciones.

2) ¿Una huelga general con más de cinco millones de parados? Pero si no tiene sentido. Las huelgas se deben convocar en situación de pleno empleo.

3) La huelga general es un recurso decimonónico (ciertamente la reciente reforma laboral también, pero haga el favor de no mezclar las cosas). Las pancartas huelen a naftalina y las reivindicaciones supuran ignorancia y resentimiento. Ah, los sindicatos: burocracias de panzudos subvencionados. El señor De Guindos lo ha expresado muy bien. Ya es el momento de repensar el derecho de huelga. Como todos los otros derechos, por otra parte. Es la hora, en realidad, de repensar todo el sistema democrático, otro lujo manirroto para coyunturas de prosperidad que difícilmente volverán.

4) La huelga general no servirá para nada. Si fracasa, porque fracasa, si tiene éxito, léase el primer punto y punto. Y eso sin contar los costos de las horas de trabajo perdidas, las empresas cerradas, los servicios suspendidos.

5) No hay ninguna alternativa. No intente soñar siquiera con reformas políticas, económicas o fiscales distintas a las emprendidas. Todo está atado y bien atado. Son ustedes como niños que lloran cuando se les baña. En salfumán, que es lo que toca. Por su propio bien. Por el bien de todos.