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Tenerife se propone reducir la “inadmisible y suicida” dependencia del 92% en alimentos importados

EFE | Santa Cruz

El Cabildo de Tenerife se propone usar “como el faro” que guíe su política agraria en los próximos años el concepto de soberanía alimentaria, puesto que es “inadmisible y suicida” el que la isla -y el resto de Canarias- dependa en casi un 92 por ciento de los alimentos importados.

Este es uno de los datos facilitados hoy en rueda de prensa por el consejero insular de Agricultura, Ganadería y Pesca, José Joaquín Bethencourt, quien dijo que el Cabildo impulsa el debate sobre la soberanía alimentaria en islas y por ello ha organizado un foro con el veterinario, escritor y experto en esta materia Gustavo Duch.

La soberanía alimentaria es una propuesta nacida colectivamente de campesinos en distintas zonas del planeta para recuperar la agricultura dirigida a generar alimentos para las poblaciones locales, no para producir lo que genera más riqueza, y ello exige “un cambio radical de perspectiva” en las políticas europeas, afirmó Duch.

El especialista, que ha escrito los libros “Sin lavarse las manos” y “Alimentos bajo sospecha”, señaló que no es admisible que la gran dependencia de Canarias de los alimentos producidos en el exterior se de en paralelo con la casi desaparición del sector primario en las islas.

Sólo un 3 por ciento de la población canaria se dedica a la agricultura, que únicamente aporta el 1 por ciento del Producto Interior Bruto regional, y a ello hay que añadir el dato significado de que unas 25.000 hectáreas agrícolas se encuentran en situación de abandono en Tenerife, advirtió Duch.

A su juicio, es urgente cambiar esta situación en primer lugar, añadió, porque con la crisis es clave reactivar este sector económico que podría generar puestos de trabajo “dignos y de calidad” y ser una mayor fuente de empleo “que las compañías petrolíferas”.

El consejero José Joaquín Bethencourt se preguntó si Tenerife puede permitirse el lujo de tener una dependencia tan elevada de los alimentos foráneos, y por lo tanto de la estrategia de organismos internacionales, aunque reconoció que es inviable aspirar a un cien por cien de autosuficiencia en la isla debido a la escasez de suelo y agua.

Al respecto, Gustavo Duch elogió el ejemplo que supone el impulso en la isla de los mercadillos del agricultor, que pueden servir para iniciar “un cierto cambio”, y recordó el riesgo que implica depender de la alimentación exterior y el alto grado de vulnerabilidad que conlleva.

Como dato, señaló que la ganadería intensiva española consume soja producida íntegramente en países terceros, pero para éstos tampoco es beneficioso este modelo, pues aumenta la pobreza al dedicar la agricultura no a las necesidades de la población, sino de las demandas de las multinacionales.

Añadió que entidades como Goldman Sachs no sólo influyen en los mercados financieros, sino que también dedica una tercera parte de sus inversiones a especular con la alimentación y son responsables de que desde 2005 haya aumentado en un 50 por ciento el precio de los cereales.

Para fomentar la soberanía alimentaria, y según las conclusiones del debate organizado por el Cabildo tinerfeño, se proponen políticas decididas de impulso a los mercados de los campesino, a la incorporación de jóvenes a la agricultura de pequeña escala, freno a la expansión de grandes superficies, educar a los consumidores para consumir alimentos locales y de temporada y eliminar la competencia desleal en cuanto a los precios de los productos de importación.