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UGT denuncia que en Valle Tabares no hay ni sillas para sentar a los niños

El secretario de Organización de la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT en Tenerife, Víctor Quesada. | DA

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

“No tienen ni sillas para sentarse”. Sirva tan gráfica expresión, la utilizada por el secretario de Organización de la Federación de Servicios Públicos (FSP) de UGT en Tenerife, Víctor Quesada, como resumen de su impresión acerca de la actualidad en el centro para menores de edad con medidas judiciales de Valle Tabares, una instalación para la que el sindicalista reclama “más educadores, más educadores y más medios”, en declaraciones efectuadas ayer a este periódico. Para Quesada, “no puede ser que estemos sin sillas, o que, por poner otro ejemplo, que los muchachos no tengan ni un parchís para distraerse, con la edad que tienen”.

Pero la denuncia de Quesada va más allá: “Las condiciones no son las que se requieren y hay mucho por corregir. Otro ejemplo más: “Por las mañanas el agua caliente sólo dura diez minutos, así que los que vienen detrás… ¡Y estamos hablando de Valle Tabares!”.

Las denuncias del sindicalista se producen apenas veinticuatro horas después de que la Dirección General del Menor del Gobierno de Canarias y la dirección del propio centro dispusieran una redada a fondo, operativo practicado anteayer por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil comandados por la titular del Juzgado de Primera Instancia número 1 de Santa Cruz de Tenerife y por el fiscal de Menores.


Confirmación

En opinión de Quesada, “este registro completo en el centro confirma que las carencias actuales han elevado considerablemente la conflictividad en Valle Tabares, y que lo que subyace es mucho más que un mero conflicto laboral, como sostuvo el nuevo subdelegado del Gobierno [Guillermo Díaz-Guerra] en la entrevista con el DIARIO DE AVISOS. “Es evidente que desconoce lo que está pasando y los hechos lo han demostrado”.

Como recordará el lector, este periódico se ha hecho eco de las denuncias sobre ese aumento de la conflictividad interna en el centro, que habría incluido peleas, agresiones y algún atisbo de amotinamiento. A este respecto, el sindicalista reconoce que “tales problemas son reales”.