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Una cita que va muy retrasada > Manuel Iglesias

Seguramente tienen razón quienes critican que varios meses después de que Mariano Rajoy haya tomado posesión como presidente del Gobierno de España, aún no haya recibido al titular de la Comunidad Canaria, Paulino Rivero, cuando se trata de una de las regiones con mayores problemas como el alto nivel del paro y los diversos asuntos que llevan a enfrentamientos institucionales y que se están trasladando a la calle.

Es verdad que Rajoy tiene ante sí numerosos retos y su agenda debe estar repleta de citas, pero ha encontrado tiempo para recibir a otros presidentes de comunidades y para sostener reuniones con órganos de su partido y actos electorales, como para pensar que no le cabe un hueco de unas horas para el intercambio de criterios y de información.

Rajoy está haciendo lo mismo que el PP le reprochaba a José Luis Rodríguez Zapatero, que aplicó el mismo “castigo” a la representación de las Islas cuando eran los socialistas los que estaban en Madrid y los “populares” los que los criticaban desde el Ejecutivo canario. Entonces se decía que intervenía la “mano negra” de Juan Fernando López Aguilar y ahora se la adjudican al ministro José Manuel Soria.
Esta dificultad de la relación entre la presidencia del Gobierno del Estado y los presidentes autonómicos, además de tener aparentemente un componente de especial recochineo cuando tratan con los canarios, suele ser uno de los aspectos no resueltos con un ámbito general.

En el Gobierno anterior se creó aquel bodrio denominado Conferencia de Presidentes Autonómicos, que fue una idea del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, casi con tan escasos resultados prácticos como la Alianza de Civilizaciones, que fue sólo una gran teta para adjudicar un cuantioso presupuesto al ex secretario general de la ONU, Koffi Annan, y a un entorno de paniaguados, pero con muy escasos resultados prácticos, más allá del autobombo y la publicación unos artículos de prensa de los que ya pocos se acuerdan y que si se dividen por lo que les hemos destinado a la idea en los Presupuestos del Estado, nos han costado a los españoles cientos de miles de euros cada uno.

Se celebraron cuatro conferencia de Presidentes autonómicos y es difícil a estas alturas saber para qué sirvieron de trascendente, salvo intentar transmitir la impresión de que se hacía algo para resolver el problema de las relaciones institucionales entre sí, con la creación de un foro al que se le quería dar una especie de poder ejecutivo, pese a que no figuraba en el entramado legal recogido en la Constitución y todo era un puro voluntarismo.

Dicen que Mariano Rajoy podría convocar una quinta conferencia, en Valencia y antes de verano. ¿Quién sabe?, a lo peor Paulino Rivero tendrá que esperar a una de esas citas globales para encontrarse cara a cara con el presidente español por los pasillos.