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Titsa, Santa Cruz y la movilidad sostenible > Pedro Fernández Arcila

En el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife la ausencia de políticas públicas agrava la situación de crisis económica que padecemos e impide aprovechar las oportunidades que esta nos ofrece para avanzar hacia un cambio en el modelo de desarrollo. Por ejemplo, con ocasión del ERE a Viviendas Municipales incidimos en la paradoja que, justamente cuando más necesaria era esta empresa para responder a la demanda de viviendas de las familias con rentas más bajas, viene el Ayuntamiento e impone una reducción de aquella entidad pública. Algo similar puede ocurrir con el transporte público de guaguas donde, con la coartada de la crisis económica, se pretende reducir el servicio urbano, afectando tanto a los usuarios como a los trabajadores de la compañía. Si alguien del grupo de gobierno no se dejara llevar por la cómoda inercia y tuviera claro que debe potenciarse este transporte público podría liderar cambios sustanciales en Santa Cruz. Para ello primero sería necesario desmontar de los planos y de las cabezas de los políticos las grandes infraestructuras viarias que durante decenas de años han sido expresión de un modelo caduco que destinaba millones de euros en crear nuevas carreteras para facilitar la movilidad del vehículo privado. Este dinero debiera desbloquearse y destinarse al transporte público como se hizo en Hasselt (Bélgica) o en Euskadi.

En Santa Cruz podríamos desarrollar estos planes ofreciendo un transporte público eficaz, garantizando empleo estable a la vez que le explicamos a las decenas de miles de conductores privados que sus humos emiten partículas y componentes químicos afectan a nuestra salud, recordándoles que cuando esos miles de vehículos aparcan en Santa Cruz ocupan miles de metros cuadrados que podríamos destinar a plantar un árbol, crear un carril bici o ampliar una acera. Sería necesario explicarles estos cambios para que entiendan las razones por las que Santa Cruz apuesta por la guagua y, por ese motivo, entiendan que el vehículo privado que entra en nuestra ciudad debe cooperar económicamente en sufragar este sistema mediante tasas públicas.

A cambio le ofreceríamos un medio de transporte sostenible que le permitirá ahorrar tiempo y dinero, y a nosotros recuperar una parte de nuestra ciudad.

Es cierto que ello supone un cambio de conducta y de hábitos pero alguien con cabeza en el grupo de gobierno municipal debería decir que este es el camino que señala la crisis económica y ambiental que vivimos.

*Concejal de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz