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Agua y energía en tiempos de crisis > Wladimiro Rodríguez Brito

El pasado viernes el Consejo de Ministros aprobó la subida de las tarifas eléctricas entre un cuatro y un siete por ciento; en nuestras Islas usamos gran cantidad de energía eléctrica para proveernos de algo tan básico como el agua, lo que va a significar que vamos a ser más pobres en Canarias.

Una gran parte del agua que consumimos debemos obtenerla desalando agua marina o agua de galerías y pozos con altos niveles de sales, lo cual es un proceso altamente intensivo en el uso de energía eléctrica. No solo eso, sino que otra parte muy importante es obtenida de pozos, con el coste de elevación desde éstos; también obtenemos una parte del agua de riego a partir de depuradoras. Finalmente, la orografía de las Islas, con fuertes desniveles abruptos, hace que el bombeo y la distribución requieran mucha energía, ya que además se suelen encontrar cerca del nivel del mar las desaladoras, depuradoras y muchos de los pozos. En total las fuentes anteriormente citadas suponen más del cincuenta por ciento del agua potable y de riego que usamos en las Islas.

Actualmente se desalan cada año más de ciento cincuenta millones de metros cúbicos por las casi trescientas desaladoras que hay en Canarias. Obtenemos de los pozos algo más de cien millones de metros cúbicos; además reutilizamos treinta y cinco millones de metros cúbicos de aguas depuradas. La energía eléctrica para la elevación para riego supone aproximadamente entre tres y cinco kilovatios hora por metro cúbico.

El aumento en el precio de la electricidad va a ser repercutido directamente sobre los consumidores, tanto sobre la población como sobre las empresas de todos lo sectores, incluyendo por supuesto la agricultura.

De lo anterior se puede estimar que el aumento de entre un cuatro y un siete por ciento de la electricidad va a suponer un aumento directo de entre cuatro y seis céntimos de euro por metro cúbico. Aunque la cifra pudiera parecer pequeña, los doscientos ochenta y cinco millones de metros cúbicos antes citados van a suponer por la subida aprobada por el Gobierno central entre once y diecisiete millones de euros de incremento para las Islas.

Actualmente, Canarias es la tercera comunidad con el agua más cara, sólo por detrás de Baleares y Murcia. Es de prever que incluso adelantemos a Murcia en esta triste clasificación, ya que los planes del Gobierno central de retomar los trasvases le favorecen. La condición insular, así como la alta densidad de población, hace que los casos canario y balear se parezcan, pero la subida eléctrica es especialmente grave en Canarias por tener una geografía más montañosas.

Debido al incremento de los costes de bombeo desde pozos o depuradoras, la agricultura va a verse especialmente afectada, sea en islas como la Palma, con sus grandes desniveles, o en el sur de Tenerife o Gran Canaria por los incrementos del precio del agua desalada. Actualmente cuando se combina la desalación con la elevación para regadíos, el coste ya alcanza ochenta céntimos de euro cada metro cúbico, y va a seguir aumentando.

Debemos aclarar que existen tecnologías que permitirían el aprovechamiento de energías alternativas para la desalación que evitarían esta dependencia de la factura eléctrica; en Canarias existe un gran potencial para el uso de energía eólica, que se combina de manera ideal con la desalación. El Gobierno central ha dejado el desarrollo de energías alternativas en el congelador, ya que el ministerio de Industria ha parado en seco cualquier tipo de ayuda para este tipo de instalaciones. Esto también va a suponer mantener nuestra dependencia del petróleo, cuyo precio va a seguir aumentando a escala mundial.

Por otra parte, la liberación de los aranceles de las bananas y los tomates extracomunitarios agrava aún más la situación a nuestros agricultores. Un sector que puede generar puestos de trabajo, mantenimiento del paisaje insular, y evitar la dependencia autoabasteciendo a las Islas, sufre aún mayores impactos con el aumento de la factura de la luz; medida que se aplica indiscriminadamente, tanto para el regadío como para el llenado de piscinas.

El aumento de las tarifas eléctricas por igual en todo el país discrimina a aquellas zonas que tienen mayor dependencia de la energía eléctrica, como es el caso de Canarias. Va a suponer un aumento de los precios en general, pero en especial de algo tan básico como el agua. Se debe proteger a los sectores productivos más vulnerables, para que la crisis y los recortes que se están llevando a cabo no terminen de arruinarnos. La agricultura y la ganadería deben ser parte de nuestro presente y futuro, no solamente de nuestro pasado.

*Profesor de Geografía en la Universidad de La Laguna