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“Azpilicueta halla en mí matices que ni yo sabía que existieran”

Paloma San Basilio estrenará en junio, en Tenerife, el nuevo montaje de My Fair Lady. | JAVIER GANIVET

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

El musical My Fair Lady inicia su gira por España el 29 de junio en Tenerife, donde podrá contemplarse hasta el 8 de julio, antes de recorrer una veintena de ciudades. En este nuevo montaje, obra de Jaime Azpilicueta, Paloma San Basilio vuelve a poner voz y rostro a una Elisa Doolittle que ya interpretara en 2001 en el Teatro Coliseum de Madrid, con un éxito que avala el año y medio que permaneció en cartel. DIARIO DE AVISOS mantuvo esta charla con la artista durante la presentación del nuevo espectáculo.

-¿Cómo está viviendo este reencuentro con My Fair Lady y la primera gira por España que desarrollará con esta propuesta artística?

“Cuando se me ocurrió la idea de hacer una gira por España con un musical, algo que no he hecho nunca, pensé en qué personaje quería llevarme de viaje. Y Elisa Doolittle es con el que más a gusto me siento. Ha sido como volver a encontrarte con una vieja amiga y hablar de las cosas que nos han pasado en estos años. Además, estamos en una época oscura, triste, y hay que aportar lo contrario: la idea de que podemos salir adelante. Elisa es una muestra de esa actitud, de esa capacidad de superación”.

-¿Qué diferencias hay entre este nuevo montaje y el anterior?

“El montaje es completamente distinto. Por ejemplo, se usan proyecciones que dan como resultado una fusión, casi mágica, con los decorados. Esta producción es mucho más dinámica que la de 2001 y aquí tiene mucho que ver el diseño de iluminación, la escenografía, el vestuario, que realzan toda la belleza de My Fair Lady”.

-¿Cuáles son las claves que convierten en clásico a un musical?

“Lo clásico se define por la vigencia. Un clásico es un arquetipo universal, consustancial al ser humano. Aquí tenemos a Bernard Shaw, un escritor que consiguió sacar de un contexto tremendamente conservador, la Inglaterra de la época, una obra moderna, con gran crítica social. My Fair Lady es un musical con un texto divertido, pero también revolucionario. Y además de que la música es maravillosa, cada personaje resume una forma de vivir, ninguno es plano”.

-En un espectáculo de este tipo se unen dos facetas, la de actriz y la de cantante. ¿Cuáles son los desafíos que asume para meterse en la piel de Elisa Doolittle?

“Musicalmente, posee una tesitura más lírica de la que empleo en mis conciertos, en mis discos. Eso te hace trabajar en una zona de voz diferente, algo que, por otro lado, es muy saludable. El reto como intérprete es saber reflejar todos los matices del personaje. Y aquí Jaime Azpilicueta ha sido la mejor guía: conoce mis matices y los saca, incluso aunque yo ni siquiera sabía que estuviesen ahí”.

-¿Donde encuentra las motivaciones que la llevan a seguir disfrutando de su profesión?

“Trato de no vivir de lo que hice el día anterior. Siempre busco ilusionarme con algo, tener un estímulo, una luz que seguir. Y si no aparece, me la invento. Eso es algo que no me cuesta nada hacer. Para mí es difícil implicarme en cosas que no siento, pero cuando es algo que sí, voy a muerte con ello”.

– Y desde esa experiencia, ¿cómo percibe la situación que atraviesa el mundo de la música en España?

“El mundo de la música es un reflejo de la sociedad. Estamos en una época compleja para la cultura, donde hay fórmulas que han dejado de funcionar, donde han quedado atrás modelos basados excesivamente en lo económico. Todo esto ha originado una pérdida de volúmenes de negocio que se habían dado por eternos. De lo que se trata ahora es de cambiar de dirección y recuperar cosas que dejamos en el camino. Mi último disco, Amolap, lo produzco yo misma. En él trato de reinventarme y disfrutar de otras músicas. Me ha apoyado la gente con la que acostumbro a trabajar, pero nadie vino a casa a hacerme la oferta”.