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Del Día del Libro a la feria

La Biblioteca Cervantes de La Cosmológica posee un valioso fondo antiguo. / DA

MANUEL GARRIDO ABOLAFIA | Santa Cruz de La Palma

Se cumplen ochenta y siete años desde que se celebró por primera vez, en casi todos los municipios de la Isla, el Día del Libro Español. En realidad también fue la primera vez en España, al ser establecida oficialmente esta conmemoración por el Ministerio de la Gobernación, mediante una Real Orden de fecha 6 de febrero de 1926.

Por aquel entonces se pensaba que Cervantes había nacido el 7 de octubre, así que fijaron este día para celebrar su natalicio y tomar el Quijote como ejemplo de obra cumbre de las letras hispanas.

La Orden de 1926, que era de obligado cumplimiento, fue notificada a los ayuntamientos para que organizaran diferentes actos conmemorativos. Desde entonces y con algunas modificaciones (en 1930 se cambia la fecha por la del 23 de abril, muerte de Cervantes, más adecuada por la climatología) se aprovechó la ocasión para realizar actividades en la calle y crear en algunos municipios lo que ya en 1927 la prensa denominaba Fiesta del Libro.

En aquella primera ocasión y a pesar de que las instrucciones llegaron con retraso (fue publicada en el BOE de fecha 31 de septiembre) todos los municipios, menos uno, celebraron con mayor o menor importancia el evento.

El Día del Libro no es solo cuestión de los libreros, que legítimamente esperan incrementar las ventas estos días. También lo es de la Biblioteca Municipal, que ha de exponer e informar sobre sus fondos y servicios. De las corporaciones locales y, como no, de los colegios, que deberían programar actividades con alumnos y ciudadanos.

Como homenaje a una brillante idea y lo que supuso ese primer Día del Libro Español en la Isla, se comentan algunos datos de los informes cursados por los ayuntamientos dando cuenta de los actos realizados.

Hay que recordar que la Orden se publica en Canarias a finales de septiembre y la fecha de celebración era el siete de octubre, por lo que la noticia llegó a las corporaciones con muy poco tiempo para organizar el evento.

El municipio con mayores problemas fue Garafía, donde se dice haber suspendido el acto “por mal tiempo de lluvia”, quedando pospuesto para el mes siguiente, fecha en la que se realizó “con el mayor entusiasmo posible”, en la escuela de niñas.

En la localidad de Tazacorte, “por falta de tiempo”, solo el párroco pudo hablar en los colegios sobre la figura de Cervantes. También se regalan “algunos libros entre los niños más pobres”.

Por el mismo motivo, en la Villa de Mazo no se pueden realizar más actos que la lectura de la biografía de Cervantes, aunque dicen que desde que se supo la noticia se mandó pedir un lote de cuarenta y cinco ejemplares del libro titulado La Raza, de la editorial Luis Romero, en Barcelona y aún no se habían recibido.

Antigua imprenta que se conserva en La Cosmológica. / DA

Otro municipio al que no dio tiempo de preparar gran cosa fue el de El Paso, donde no pudiendo regalar libros, se limitaron a realizar en los colegios la preceptiva semblanza de Migue de Cervantes Saavedra y su obra.

También Puntallana contaba con pocos recursos. El maestro de la escuela de niños, Francisco Machado, redacta un informe “sin colaboración de ninguna especie, porque dígase con pena, carecemos en este pueblo de personas cultas de todos los conocimientos necesarios para pronunciar discursos o dar conferencias”. Fueron los maestros y maestras quienes se encargaron de esta tarea.
Puntagorda celebra en las dos escuelas de la localidad esta fiesta del libro. Los maestros Ferraz Díaz y Quintero y Malvar, explicaron de forma breve el objeto de la fiesta. Después los niños leyeron biografías de personajes célebres.

En Tijarafe, “dado lo diseminado del caserío”, se publican edictos en los pagos convocando a la conferencia impartida por el maestro Sixto González Fernández.

Barlovento realiza el mismo tipo de actividad, pero acuden a los colegios el teniente de alcalde y un concejal. Dicen haber repartido “folletos y libros”.

Fuencaliente declara abiertamente que no dispone de fondos para realizar actos, por lo que deciden aplazarlo para el día siete del mes siguiente, en que se celebraría la Fiesta del Árbol, y así proceder al reparto de libros que pensaban comprar.
En el Paso, el informe es escueto. No se hacen actos públicos y solo se tienen “noticias de haberse dado conferencias en los colegios a cerca de la materia”.

Como se puede comprobar por los informes, la principal actividad consistió en leer en las escuelas la biografía de Cervantes y pasajes de su obra. También el reparto de libros pero, en los municipios con más posibilidades, esto se se vio aumentado con otras actividades, para, de alguna forma, institucionalizar el acto.

En San Andrés y Sauces convocan un encuentro, y a las once horas del día siete de octubre se reúnen en “la Alameda de esta ciudad, la Junta local de Primera Enseñanza, todos los Maestros, Maestras del término, acompañados de sus discípulos y numeroso público”.
Intervinieron los niños leyendo trozos del Quijote, que luego eran explicados por los maestros, siendo el maestro José Pérez Sicilia el elegido para cerrar las lecturas. “Se reparte entre los niños doscientos veintitrés libros, entre éstos, muchos ejemplares de El Quijote, historias de España, geografías de Canarias, Urbanidades, Lecciones de cosas, Agriculturas, Lecturas Infantiles, etc.”

En Breña Alta comienzan los actos a las nueve de la mañana, en la Iglesia parroquial de San Pedro Apóstol, con la asistencia de las “autoridades locales, presididas por el Alcalde, Maestros y Maestras Nacionales y numeroso público para asistir al Santo Sacrificio… en conmemoración del aniversario del natalicio de Cervantes, festividad de Nuestra Señora del Rosario. A continuación se trasladaron los asistentes al Ayuntamiento, en cuyo salón de actos tuvo efecto la parte literaria”. Participaron en la misma, el Maestro de Miranda de Abajo, José Delgado Marrero, disertando sobre la vida de Cervantes y de su libro. “Seguidamente el Párroco Elías Pérez Hernández, pronunció un discurso sobre la Batalla de Lepanto y la grandeza de Santo Rosario”, finalizó la velada la Maestra Nacional de las Ledas,Josefa Tresguerras González, “leyendo admirablemente un himno dedicado al libro”. Finalizaron el acto obsequiando a los presentes con “pastas, vinos y tabacos”. Ocurre en este municipio un problema que también se plantearía en otros: la clausura de las escuelas “dada la epidemia que actualmente existe en la infancia”, lo que imposibilitó el reparto de libros.

Santa Cruz de la Palma se encontró con el mismo problema y no fue posible entregar libros por hallarse clausuradas las escuelas “a causa de la epidemia dicteria coqueluche” Al no contar con los inmuebles, los actos, sin especificar de qué naturaleza, se hacen en “el cuartel de esta ciudad” y por la noche, en “la Plaza de Santo Domingo, profusamente iluminada y adornada, asistiendo a ambos actos diferentes autoridades, maestros y funcionarios públicos”.


En Los Llanos de Aridane y Breña Baja

Los Llanos de Aridane alegando que no había dado tiempo para llevar a efecto “ningún acto de los ordenados, ni en las Escuelas Nacionales se efectuó, tampoco ninguno de ellos.” Llama la atención, pero también es curiosa la problemática expuesta por el alcalde Rosendo Hernández:

“Pensó esta Alcaldía en llevar a cabo un acto que hace ya mucho tiempo bulle en esta población, consistente en la colocación de la primera piedra para un local destinado a Biblioteca Pública, en las inmediaciones de la plaza de la Constitución de esta localidad, en un ángulo formado por la torre de la Iglesia y una dependencia de la misma, pero fueron tantas las dificultades que presentaron algunos Señores, pretextando que podría atribuirse la Iglesia la propiedad de dicho local, que no pudo efectuarse”.

Real decreto

Breña Baja comenzó a las tres de la tarde en los salones del Ayuntamiento, donde asistieron el cura párroco, la maestra de la Escuela Nacional Mixta, señora Galván, niños de ambos sexos en número de ciento cincuenta y varias y significadas personas. Bajo la presidencia del alcalde, el secretario leyó el Real Decreto, explicando el objeto de la fiesta. A continuación, Francisco Gil Soler, cura párroco, pronunció un “elocuente y patriótico discurso muy aplaudido por la concurrencia que llenaba completamente el local y parte de la plaza inmediata”. Algunos niños y niñas leyeron algún pasaje de El Quijote. Una vez terminada la parte literaria, el alcalde de Breña Baja, Francisco Lorenzo, “hace la oferta de libros escogidos para cada una de las escuelas nacionales como recuerdo de esta fiesta cultural y se toma nota de los niños concurrentes para obsequiarles con libros morales”. Después de esto se trasladaron a la iglesia de San José donde el clero cantó un solemne responso en sufragio del alma del insigne escritor Miguel de Cervantes. Finalmente, en la plaza de San José y al atardecer, “se sirvió una merienda a todos los niños asistentes a esta fiesta en medio del regocijo público”.