opinión >

Educación: un acuerdo necesario > José Miguel Pérez García

En los días posteriores a la presentación del Informe PISA para Canarias, muchas personas se han dirigido a mi preguntándome qué pensábamos hacer, porque, aseguraban, algo habrá que hacer. Mi respuesta no se ha hecho esperar y, además de poner de manifiesto el programa de medidas que ya hemos puesto en marcha en este mismo curso escolar, el pasado miércoles presenté una propuesta para lograr un gran Acuerdo Social y Político por la Educación en Canarias. Un acuerdo que, a mi juicio, debe ayudarnos a construir un sistema educativo de éxito.

Un sistema educativo de éxito garantiza una amplia igualdad de oportunidades, facilita la participación social, promueve la eficacia en todos los centros para atender a las necesidades educativas del alumnado y alcanza los mejores resultados en el aprendizaje. Un sistema educativo de éxito preservará el elevado grado de equidad que ya hemos alcanzado y lo complementará con una mejora en los resultados del aprendizaje. Dicho de otra forma, el equilibrio entre equidad y calidad tiene para nosotros un nombre: sistema educativo de éxito para todos.

Vivimos tiempos muy difíciles, no sólo por la crisis económica y el creciente número de personas que no encuentran empleo, sino porque cunde la desmoralización y cada vez resulta más difícil encontrar razones para la esperanza. En estos momentos es necesario profundizar en las convicciones y en los valores seguros, por eso, precisamente, son momentos en los que debemos confiar en la educación y la formación.
Hoy más que nunca, debemos reconocer que la adquisición de valores y conocimientos, a través del proceso educativo, sigue siendo la más efectiva garantía para que los pueblos alcancen un progreso efectivo y sostenido. La educación es el único camino para lograr una realización personal basada en la autonomía y la dignidad que todos merecemos, y es el único muro que nos protege de los múltiples y variados intentos de instrumentalizar a las personas y conculcar sus aspiraciones.

El acuerdo que, a mi juicio necesitamos, debe fraguarse lentamente con una amplia participación, pero debe ser un acuerdo capaz de lograr un mínimo común entre todos. Por eso debe centrarse en objetivos muy precisos. Estas dos condiciones son necesarias para que el acuerdo sea sólido y pueda durar. Lo cierto es que hay tres grandes objetivos que son ampliamente aceptados y sobre los que podemos empezar a trabajar: reducir el abandono escolar temprano, aumentar las tasas de titulación en todos los niveles educativos y mejorar el rendimiento escolar en pruebas autonómicas, nacionales e internacionales.

Creo, además, que desde distintas instituciones y en diferentes informes, incluido el Informe sobre el Sistema Educativo elaborado por el Consejo Escolar de Canarias, hay una amplia coincidencia en cuanto a la necesidad de actuar simultáneamente en distintos ámbitos o dimensiones del sistema educativo para lograr que, finalmente, aumentemos el tiempo efectivo de aprendizaje, es decir el tiempo que nuestro alumnado dedica a la resolución de tareas relevantes para la vida. Necesitamos trabajar juntos en la gestión del sistema educativo, en la mejora de la enseñanza, en la mejora del aprendizaje y en la gestión de los centros y servicios educativos.

Estos dos puntos de partida, ampliamente aceptados, nos dotan de un punto de apoyo sobre el que podemos iniciar un sincero intercambio de pareceres. Creo, además, que disponemos de la palanca adecuada: disponemos de un caudal de confianza generado durante los últimos meses que ha puesto en evidencia una voluntad de entendimiento y un compromiso con la mejora ampliamente reconocidos.

Así pues, ha llegado el momento que toda generación espera, ese momento en el que nuestra comunidad educativa podrá demostrar que está a la altura de los retos que la historia le plantea. Es el momento de aunar voluntades, de sumar capacidades para alcanzar los tres grandes objetivos que cambiarán nuestro futuro educativo. La tarea que la historia ha puesto a nuestro alcance está a la altura de nuestra capacidad de superación como pueblo. No es una tarea de titanes, es una tarea que hombres y mujeres de distintas creencias y costumbres realizan cada día en nuestros centros educativos.

Porque, no debemos olvidarlo, algunos centros y algunas comunidades educativas de nuestras islas logran superar los condicionamientos derivados de su estatus socioeconómico general y particular, logrando que su alumnado alcance mejores resultados de los que cabría esperar a tenor de ese condicionamiento. Los centros que alcanzan esos resultados no son unos centros privilegiados, disponen de los mismos recursos que otros centros y sus estudiantes no son muy diferentes a los que podemos encontrar en cualquier otro centro. Sus resultados en las distintas evaluaciones externas los colocan a la altura de los mejores a nivel nacional. Estos centros constituyen la evidencia de que nuestro objetivo no se funda sólo en ilusiones y deseos sino en una realidad palpable.

En definitiva creo que alcanzar un gran acuerdo social y político sobre la educación no es sólo necesario, sino que se ha convertido por su importancia para el futuro, en la tarea de nuestro tiempo.

*Consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad del Gobierno de Canarias