¿QUÉ FUE DE... GERMÁN GONZÁLEZ?

El guerrero aurinegro

González formó parte activa del mejor Canarias de la historia. Fue un escolta sólido que llegó al cuadro aurinegro en 1985 y pronto se ganó el respeto de todos por su garra y su capacidad defensiva y ofensiva antes de retirarse de aurinegro. / DA

JUAN S. SÁNCHEZ | Santa Cruz de Tenerife

Nadie podía parar a Germán González (Albacete, 22 de noviembre de 1954) cuando enfilaba el camino hacia la canasta. El escolta manchego fue uno de los jugadores más carismáticos que hayan vestido la camiseta del CB Canarias. Y eso que llegó a la disciplina aurinegra habiendo cumplido ya la treintena de años. Dicen con certeza que la llegada de la línea de tres puntos llegó muy tarde a la carrera de Germán González, buen tirador, pero mejor penetrador y defensor.

Sus comienzos en una provincia de poca tradición cestista fueron difíciles hasta que hizo las maletas y encontró una buena oportunidad de jugar en la División de Honor de la liga nacional, la ACB de aquel entonces. Fue en el Mollet donde se ganó a pulso un buen contrato con el Joventut Freixenet. En Badalona formó parte de la plantilla que conquistó la histórica Copa Korac de 1981 con aquel palmeo de Joe Galvin en la final frente al Carrera de Venecia. Otro exaurinegro como Paco Solé también vestía los colores del popular club de Badalona.

Aquel día Manel Comas, el técnico de los verdinegros, hizo debutar a un prometedor escolta de 16 años que se llamaba Jordi Villacampa que sería el que ce-rraría el camino para que Germán siguiera en la entidad catalana.

Su siguiente etapa la vivió en las filas del Manresa de donde saltó hasta el malagueño Caja de Ronda, donde terminó de destaparse como uno de los mejores anotadores nacionales.

El Canarias no dejó pasar la oportunidad de incorporarlo a su plantilla en 1986 después de recuperar su puesto en la ACB. Y Germán no defraudó porque desde el primer momento que vistió la camiseta de la escuadra lagunera dejó hasta la última gota de sudor. Promediaba con facilidad la veintena de puntos todas las temporadas en un equipo donde Eddie Phillips aglutinaba muchos de los ataques, llegó incluso a ser nombrado gigante nacional del año por la revista Gigantes.

Por esfuerzo y calidad, el albaceteño mereció una oportunidad internacional, pero jugadores como Epi, Sibilio, Margall, Villacampa o Iturriaga le cerraban las puertas del seleccionado español a un hombre siempre identificado por lucir una barba muy cuidada. Germán dejó el baloncesto profesional en 1991, casi con 37 años, para dedicarse a la representación de jugadores profesionales.

Con los años volvió a saltar a la palestra cuando consiguió el fichaje de Ricky Rubio -al que también quería el Real Madrid- por el Barcelona.