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El mejor reparto del Posei y el AIEM, claves de futuro

Racimo de uva tinta, en una explotación vitivinícola de la isla de Tenerife. / DA


ROMÁN DELGADO
| Santa Cruz de Tenerife

El vino de calidad, por sorprendente que parezca, se parece más de la cuenta a la papa del país y a las actividades ganaderas de engorde y de producción de leche, y a tantas otras labores del campo que hoy en día se mantienen en la pelea, pese a las dificultades existentes en los abonos, en plazos adecuados, de apoyos públicos; pese a la competencia desleal, más generalizada de lo que a veces las propias administraciones admiten, y pese a voluntades y promesas que, día tras día, año tras año, se incumplen o no se llevan a cabo; o sea, pasan al más absoluto de los olvidos. Así es difícil salir del bache. En efecto. Y más difícil aún con la crisis global, que se suma a las crisis singulares que las diferentes actividades agrarias locales dibujan, con un panorama resultante que, en mucho de los casos, es desolador, y en otros, de difícil confianza en el futuro. Quizás, si se hicieran las cosas de otra manera, con la definición de políticas agrarias de verdad, serias, el futuro pueda despejarse, al menos en el mercado local canario, que tiene más de dos millones de consumidores potenciales, sin contar el efecto turismo (que suma 12 millones de personas al año en toda Canarias). Pero la realidad es bien distinta: hoy en día la producción local sólo abastece en torno al 10% de la demanda total y lo demás, el 90%, es parte ya conquistada por la importación, que incluso se alienta con ayudas públicas del Estado (al transporte) y de la UE (el mejor ejemplo es el REA).

Así las cosas, repletas de problemas, con problemas por todos los lados, a los que hoy además se suman otros demasiado graves y vinculados a una amplia retahíla de recortes en los apoyos públicos, el panorama se presenta gris, y es así principalmente porque las ideas consenso casi siempre se demoran o pasan al olvido desde el bando de los gestores públicos, que es justo lo que piden que no pase, jamás, las organizaciones sectoriales relacionadas con el sector primario, entre ellas la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (Avibo). Esta entidad despliega su actividad en todo el ámbito regional y aglutina el 80% de la oferta vinícola de calidad en las Islas. Para Avibo, que nació en el año 2007 y que en la actualidad preside Hugo Luengo, “la situación de crisis general” no ha hecho más que dificultar la realidad actual del vino canario, con anuncios de que no habrá dinero en 2011 para el llamado Posei ampliado (el que se financia con fondos del Estado y de Canarias), el que más beneficia a vitivinicultores y bodegueros dentro de las denominaciones de origen, a lo que se une el plus de que el pago del año 2010 procedente de ese mismo instrumento aún no se ha hecho efectivo y no se sabe con seguridad cuándo ello ocurrirá. Estos días, el consejero avanzó que será a finales de mes.

Y lo mejor de todo, como reconoce la propia Avibo, es que aún, aunque parezca mentira, se está a tiempo de reconducir el futuro de la actividad del vino (cultivo de la uva y elaboración de los caldos -bodegas-) y de consolidar esta tarea productiva en el Archipiélago, que, para empezar, a nadie se le escapa su gran impacto familiar y su gran trascendencia en la conservación del medio natural y en la preservación de un paisaje singular dentro del ámbito rural. Los beneficios indirectos que aporta la vitivinicultura no son pocos y están muy valorados, en especial por la UE. Entonces, ¿qué es lo que está pasando?

Justo esto, lo que pasa, o mejor, lo que no pasa, es lo que expone la organización Avibo en un documento de análisis de la situación actual del sector, en el que hay reproches a la administración pública, también a los agentes económicos privados, pero menos, y en el que se incluye una batería de las soluciones que la entidad asociativa regional considera de gran interés para el despegue de estas actividades agroindustriales. Según detalla la propia Avibo, “en estas fechas, con la situación de crisis general, se puede deteriorar la situación del vino en Canarias, en un momento clave para que el vino pueda situarse con una base sólida de futuro”.

Y entre los puntos negros se destaca, en especial, la situación que afecta a las ayudas del Posei ampliado para 2011 (unos ocho millones de euros por año para los viticultores locales de uva de calidad, según reparto de 2009), “algo inasumible por el sector vitivinícola, que es el que menos ayudas públicas directas recibe de todo el sector agrario en Canarias, con una aportación inferior al 6% del valor total de la producción de esta actividad a precios de mercado. Por si fuera poco, de esas ayudas aún no se han recibido, completas, las correspondientes al año 2010, mientras que casi todos los demás beneficiarios agrarios ya han cobrado las suyas porque muchas sólo se financian a través del Posei comunitario (el que paga la UE y el que no tiene problemas de financiación ni retrasos).

Una parcela de viñedos en el municipio de Tegueste. | DA

Tal y como detalla el mencionado informe patronal, el sector vitivinícola local que representa Avibo (el 80% de la producción canaria) “aspira a consolidar una base sólida y estable en las compensaciones públicas, que creemos no deben sobrepasar el 15% del valor de la producción y que deben servir para equilibrar fenómenos de escala, distancia, de región ultraperiférica…, y por la contribución al paisaje, al medio ambiente y al autoabastecimiento local de la vid”. La viña ocupa hoy 18.000 hectáreas de cultivo en Canarias, y es la que más colabora en la preservación del paisaje y del medio ambiente, y con ello en la imagen turística que se tiene de Canarias.

En el capítulo del Posei, la organización Avibo no puede ser más explícita, y llega a decir que, “si es necesario cambiar la ficha actual del Posei, que se cambie”, de manera que la actividad vitivinícola esté bien tratada, conforme a lo que es de justicia.
A partir del mejor equilibrio en el reparto de las ayudas del Posei, que está por llegar, Avibo asegura que hay “toda una serie de medidas complementarias necesarias para el desarrollo del sector, sin coste público y a veces con dificultades de ser asumidos por la gestión política”. Se trata, por ejemplo, “de la aplicación urgente dentro del arbitrio AIEM de un tipo del 5% para los vinos importados, un compromiso político aún sin ejecutar y que permitiría financiar el déficit del Posei vitivinícola”. A esta medida, que el consejero canario de Agricultura, Juan Ramón Hernández, apoya de forma clara, Avibo une el hecho de tener que “posicionar lo agrario en el nuevo marco del REF, con un poco de imaginación y con mejores resultados”.

A todo ello, el documento de análisis de Avibo plantea que los empresarios del sector “no queremos subvenciones sino comprensión, para que se entiendan nuestras prioridades”, que hoy, a grandes rasgos, también pasan “por la convergencia en una denominación de origen única con la marca Canarias [hay 10 en las Islas, con cinco en Tenerife], la potenciación del proceso de internacionalización del vino [existe una medida Posei para potenciar la exportación], el fomento de economías de escala entre el sector [muchos proyectos de bodegas comarcales han fracasado, como el de Icod, y el de La Orotava pasa por una honda crisis, como en Güímar. Son ejemplos de Tenerife] y el desarrollo de una ley de la viña y del vino específica para Canarias, del soporte urbanístico-administrativo que potencie las actividades complementarias ligadas a la cadena de valor del vino, de políticas de marketing y de inversión en I+D+i, además de la limitación de la competencia desleal e ilegal y de la lucha contra el fraude practicado con la uva de fuera que sirve para hacer vino que luego se vende como canario.

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En mala senda

Las estadísticas más recientes del Ministerio de Agricultura reflejan que la actividad de producción de vinos de calidad en Canarias no lo está pasando todo lo bien que se pudiera desear. En efecto, en el decenio 2000-2009, el último con datos cerrados y publicados en los anuarios estadísticos del citado Ministerio, la oferta isleña de vino con denominación de origen (10 en total, con cinco en Tenerife, Tacoronte-Acentejo -la más antigua-; Valle de La Orotava, Ycoden-Daute-Isora; Valle de Güímar, y Abona, más las de La Palma, El Hierro, La Gomera, Gran Canaria y Lanzarote) ha caído el 50,8% (del registro de 106.145 hectolitros a 52.159), hecho que hay que atribuir a factores estructurales y coyunturales. En este último caso, casi siempre la presencia de enfermedades que dañan la producción o las malas condiciones meteorológicas, que también lo hacen. Pero quizá lo peor sea que éstos no son los únicos factores que contribuyen a tan importante descenso. También están los motivos estructurales, que, según las variables oficiales, guardan relación con una importante disminución de la superficie cultivada de uva de vinificación y con un peor dato de rendimiento por hectárea.

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