El retorno a la oficina siniestra > Manuel Iglesias

La posibilidad de tener que volver a aportar los certificados de residencia como documento en papel para acreditar el derecho al descuento en los viajes a la Península, aunque no está claro todavía el cómo se vaya a aplicar, ya ha surgido como una amenaza a partir de julio.

Es una medida que según la ministra de Fomento, Ana Pastor, y José Manuel Soria, busca enfrentar casos
de fraude que se han producido e irregularidades que se investigan. Hasta ahí, todo muy bien, pero si se reprime a defraudadores hay que hacerlo combatiéndolos a ellos, no convirtiendo a todos los ciudadanos en sospechosos que tienen que demostrar que no son culpables por medios que retrotraen a los tiempos de la oficina siniestra.

Cuando en todo el mundo se avanza en los medios electrónicos, se simplifica todo por las computadoras, internet y en general funcionan los sistemas informáticos (e incluso cuestiones tan complejas como las declaraciones de Hacienda se realizan desde casa), en este tema nos quieren hacer volver a las colas de los vecinos en las oficinas municipales.

Internet ha cambiado muchas cosas de aquellas que había cuando se vivía en el mundo de los burócratas multiplicando papeles y poniendo sellos. Y este retorno al pasado no deja claro cómo se resuelven aspectos que hoy se han generalizado, como el obtener los billetes en las webs de las compañías aéreas, porque ya incluso las delegaciones han desaparecido de las ciudades y están sólo en los aeropuertos.

Tal como se plantea, el Gobierno del PP propone que volvamos a las colas ante los mostradores de facturación, certificado en mano. Pero ¿qué sucede si hay un problema allí?, ¿la compañía devolverá luego el dinero? ¿Y qué pasará con los auto chek-in, es decir, con la facturación previa, donde se obtiene la tarjeta de embarque para dirigirse directamente a la puerta de salida?Un gran número de personas que viajan con equipaje de mano utilizan este medio. ¿desaparecerá ese avance, que está en todo el mundo? ¿Tendrán que presentar el certificado en la puerta de embarque, con el engorro que significa para el personal de la compañía, convertido en inspector burocrático?, ¿deberán los viajeros pasar por los mostradores de facturación aumentando las colas que el auto chequeo previo precisamente tendía a eliminar?

Es un retroceso a los años 60, con un Gobierno del que podemos aceptar las medidas de sacrificio y ajuste, pero no los perjuicios del retorno a la burocracia a causa de su incompetencia en la gestión. ¿No existe la posibilidad de idear un medio con los registros digitales de los ayuntamientos para ir cazando a los infractores, sin dañar a los que lo usan en su derecho?

Está bien perseguir a los defraudadores, pero en un Gobierno que quiera considerarse eficaz, las soluciones no pueden estar en “que lo arreglen los administrados”.