ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

En la triste y melancólica mañana-tarde de ayer, muchos de nosotros con barba de pocos días, sólo faltó un buen tazón de chocolate caliente con churros para enderezar la modorra que insufló el pésimo partido de los birrias contra uno de los de arriba, contra el gris y poco salsero Lugo, que, puestos a aburrir, se unió a la fiesta con desparpajo, hasta que despertó en el último cuarto del partido y estuvo a punto, con pequeños mimos a la pelota, de fastidiar por segunda vez al portero Aragoneses.

Si no llega a ser por la palabra y la compañía, o por la prensa y las revistas del domingo, la sobada hubiera sido de gloria, o bien la huida. Pero se aguantó, aunque, todo hay que decirlo, como esto siga así (todavía más, que ya llevamos unas buenas encadenadas) o entregan chocolate caliente a la entrada al estadio, con churros, también calientes, o no hay dios que se apunte al bodrio del fútbol que practica este gran segundón con be en que se ha convertido el CD Tenerife, hasta hace poco, sólo unos años, en la gloria de los primeras con sus ronaldos y messis. ¡Ay, mi madre! Es que, con lo que se ve (perdón, quise decir con lo que no se ve), ya hasta cuesta regalar las entradas, o comprometer a alguien para que te acompañe al mayor de los aburrimientos. Y luego están las malas maneras, y los pitos, y la mala leche del respetable, que fue mucha, aunque menos, igual, de lo que se seguro que se esconde dentro. Lo de ayer fue un desastre, un peñazo, un insufrible…: un batatazo de mucho cuidado, con perdón para el joven Sandro. Y no es que lo diga yo, ¡nooooo…!, es que fue la sensación del barrio. Antonio Alarcó (senador y consejero insular del PP), que fue el invitado del grupo de comunicación DIARIO DE AVISOS, se lo pasó muy bien, que así nos dijo, pero no por el fútbol, sino por la charla con el director de este periódico, Juan Manuel Pardellas, y con el resto de los presentes, algunos de ellos en la foto. Lo de ayer, para olvidar; justo como lo del elefante, lo de anteayer.