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Felicidad, por Óscar Herrera

Al acabar el partido, bajando de las cabinas de radio y todavía con el eco de los goles de Perona resonando en mis oídos, me decía mi amigo y comentarista de Teide Radio, Domingo Falcón, que el encuentro frente al Oviedo evidenciaba que los jugadores tienen siempre la sartén por el mango. Y me venía a decir que cuando los futbolistas están por la labor, es muy difícil que un partido salga mal, o por lo menos que no quede la sensación de que no lo han intentado. Y le doy la razón. Ayer, el Tenerife ganó a un rival como el asturiano, no sólo porque tuvo mas acierto de cara al gol, sino porque puso todo el empeño y la actitud necesaria para sacar adelante un partido decisivo. Los jugadores, del Tenerife o de cualquier conjunto, son los verdaderos y casi únicos artífices del resultado final de un partido. Demostró el Tenerife ayer que cuando quieren pueden y que cuando encuentran la motivación y las ganas justas para afrontar un encuentro, acaban casi siempre consiguiendo resultados. Pasó ayer, sucedió también ante el Real Madrid Castilla o Albacete y suele pasar cuando se pone todo el corazón para hacer algo. Sergio Aragoneses lo paró todo, David Medina fue infranqueable, Victor Bravo hizo un derroche de sacrificio, y así todos y cada uno de los que participaron que dieron lo mejor de si mismos para lograr encaminar un partido vital para el futuro del club. También ayudó Quique Medina con sus decisiones y dejar fuera a futbolistas con escasa aportación como Cristóbal, Luismi Loro o Ferrán Tacón, y por supuesto, los errores del Oviedo que facilitaron el camino.

Pero lo que me queda es la teoría indemostrable de que cuando los jugadores quieren, la cosa sale bien, y cuando no quieren, suele salir como en partidos lamentables y vergonzosos como algunos de esta temporada ante Montañeros, San Sebastián de Los Reyes, Leganés o Celta B. Y eso es producto de la ingobernabilidad de un vestuario caprichoso y rebelde, como casi todos los vestuarios que están contaminados.

Dicho esto, el Tenerife ganó porque tuvo mas fe y mas acierto que el rival, y punto. Ahora parece que hay que olvidar todo lo pasado porque es importantísimo el apoyo en estos momentos de la temporada, y si no lo haces eres un anti patriota y un mal tinerfeñista, y me niego a ser resultadista. Estoy feliz y disfruto con el triunfo, pero no me dejo engañar por un partido con goleada. Y sigo pensando igual: no me gusta la plantilla, no me gusta el manejo de los tiempos que ha tenido el vestuario, no me gusta que los del palco sigan en el palco y no me gusta que los aficionados nos dejemos llevar por un resultado llamativo e importante. No me gusta casi nada de este Tenerife, salvo el escudo, la afición y el gran detalle de Quique Medina de dedicar el triunfo a un histórico blanquiazul como Justo Gilberto, que pasa por un trance dificilísimo en la lucha por la vida.

Siento ir contracorriente y ver las cosas así. Pero la temporada ha sido un fiasco y no me dejo llevar por un 3-0, pero no puedo ser hipócrita y decir que ahora todo es maravilloso y que hay que olvidarlo todo y arrimar el hombro para conseguir el ascenso. Quiero lo mejor para este club, pero no a cualquier precio. Enhorabuena por la goleada y sigan bailando.