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Javier Reverte: “Somos más salvajes que los tigres”

"Soy absolutamente pesimista. El calentamiento global no cesa". / DA

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

De su etapa de periodista recuerda el sabroso rumiar de ir descubriendo historias a través de las preguntas. Su voz es rotunda y cree en lo que dice. Ahora, escribe libros de viajes vividos como grandes reportajes y está muy orgulloso de sus lectores: son cultos y curiosos. Ayer estuvo en Tenerife para participar, junto a Javier Cacho, en la tercera sesión del foro Enciende la Tierra organizado en el Espacio Cultural de CajaCanarias. Hoy, es posible que esté leyendo esta entrevista durante su visita al Teide y tras comer unas papas arrugadas con mojo.

-El foro en el que participa se llama Enciende la Tierra y en él hace una reflexión sobre el cambio climático… Ha dicho usted que es ya irreversible… ¿Es pesimista?

“Soy absolutamente pesimista. Es irreversible en la medida en que el calentamiento global no cesa. Puede deberse a cambios naturales o a la influencia de los humanos en el clima… pero estamos dándole duro a la naturaleza y ésta se resiente . El cambio climático es un hecho que empezó hace 10 años. Se nota especialmente en los polos donde ha subido la temperatura en verano siete veces más que en el resto del mundo”.

-¿Se trata de un problema real muy mediático o es muy mediático porque es real?

“Es muy real. De hecho, yo lo he visto en el Paso del Noroeste en 2008. Hay que recordar que en 2007 se abrió este paso por primera vez, desde que se conocen registros, de una manera permanente. Desde entonces, ha ocurrido lo mismo cada año y este verano volverá a tener lugar. Con medidas científicas, se ha comprobado que el hielo se ha reducido un 30%. Es algo medido. En realidad… se escribe poco de ello…”

-¿Ha pasado de moda?

“En 2007 y 2008 fue una alarma y se escribió mucho de ello. Ahora, será como la serpiente del Lago Ness que aparecerá en verano [de ahí el origen de la frase periodística serpiente de verano que muchos colegas conocen bien]. Pero… en este caso, es verdad”.

-¿Qué nos está queriendo decir la ciencia que aún no estamos entendiendo?

“Lo dejan claro. Simplemente no ponemos en marcha los protocolos internacionales porque hay pruebas evidente del efecto invernadero, de la relación entre la emisión de ciertos gases y la destrucción de la capa de ozono… Todo eso está afectando a los ecosistemas y yo me inclino a pensar que se debe a la acción del ser humano… y esto es muy peligroso”.

-¿Qué peligros corremos los humanos?

“No solo se trata del hielo que flota en el mar que se va a disolver. El Polo Norte está formado por agua y dicen los científicos que, en verano, será una piscina . El peligro está en la Antártida, pues bajo el hielo hay tierra, en la zona donde los árboles no lloran. Ahí, la tierra está congelada y, si ese hielo se deshiela, se liberarán un montón de gases tóxicos que pueden tener efectos desastrosos como enfermedades. No es en absoluto banal: mucha gente está amenazada de muerte”.

-¿Cree que hay solución con las medidas que se proponen?

“Habría muchas soluciones si se adoptaran medidas a nivel internacional. No se hace porque chocan con los intereses de las grandes empresas y de ciertos países. Los seres humanos somos muy idiotas, los que tienen intereses en estas industrias ¿no piensan en sus hijos o sus nietos? Estamos matando el planeta. Somos más salvajes que los tigres”.

-¿Qué opina de los grupos climaescépticos?

“No estoy de acuerdo. Es una manera de defender la agresión contra la naturaleza. El cambio climático no es una patraña. Lo he visto con mis propios ojos”.

-Para usted precisamente el cambio climático significó algo más porque cuando se enteró de que el Paso del Noroeste quedaba abierto fue cuando decidió hacer ese viaje, algo que narra en En mares salvajes. Un viaje al ártico. ¿Qué se queda de esa experiencia?

“Yo había leído mucho sobre la exploración de los polos y el cruce del Paso del Noroeste que lo estuvieron buscando los ingleses y Malaspina hasta que Amundsen lo encontró. Como me enteré que en 2007 se había abierto, decidí ir y encontré un crucero que una compañía australiana organizó en un barco ruso. Debo ser el primer español que cruza el Paso del Noroeste”.

-¿Qué le enseñó ese viaje?

“Me enseño a conocer el ambiente ártico. Un clima atroz. Lo más parecido a la nada y a la muerte, aunque hay mucha vida que se esconde. Es una naturaleza muy agresiva y también muy frágil donde todo está al límite de la desaparición”.
-Usted ha advertido de la carrera por el expolio del Ártico… ¿De qué estamos hablando?
“Con el deshielo, en el Ártico se va a dejar al aire multitud de riquezas. Se calcula que el 25% de las reservas de hidrocarburos del Planeta están ahí. Hay oro, metales… Por ello, esa idea de convertir el Ártico en un territorio internacional y respetarlo como se hace con el Antártico pues se va a ir diluyendo porque las naciones que son propietarias de ese espacio no lo van a abandonar ahora. La explotación de esto va a significar el establecimiento de bases militares, un tráfico enorme de buques porque el viaje por mar entre Europa y Asia se acorta 18.000 kilómetros si se va por el Polo Norte… Pasarán los cruceros de turismo y los cargueros y habrá un problema de contaminación enorme y una agresión importante al medio ambiente, a la fauna y a la flora muy importantes. Esto pondrá en entredicho, también, el pacto de la Antártida”.