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La estafa del siglo > Francisco Pomares

Mariano Rajoy tiene muy claro cuáles son las prioridades de su Gobierno: primero las reformas en la Administración, la contención del déficit y la recuperación de la liquidez del Estado. Cuando eso esté resuelto, si es que se resuelve, será el momento de afrontar la creación de empleo. La lógica del discurso de Rajoy es tan aplastante como desalmada: si su Gobierno no logra contener el déficit y recuperar la liquidez, no habrá dinero para empleo ni para nada. Pero ese discurso, que pone por delante las necesidades de la Administración y por detrás las del país y sus ciudadanos, es falso como un billete de 25 euros. Porque es verdad que no hay dinero, pero también lo es que, cuando los dirigentes europeos necesitaron encontrar 700.000 millones de euros para prestárselos a los bancos europeos y que sigan ganando (no han dejado de hacerlo desde que empezó la crisis), esos 700.000 millones los encontraron inmediatamente. Salvar Grecia era muchísimo más barato que lo que le soltaron a los bancos, pero en lo de Grecia han tardado dos años, y en acordar soltarle el parné a los banqueros sólo los cuarenta minutos que duró la reunión de los líderes europeos. Y es que siempre hay prioridades.

De hecho, el verdadero problema es que hoy no existe en la Unión Europea voluntad política de plantar cara a los mercados y resolver la crisis. Los mercados -a los que nos referimos siempre como una entelequia inabordable- son algo muy concreto y específico: son los bancos de inversión, las compañías aseguradoras, los fondos de pensiones y los hegde funds o fondos especulativos. En conjunto, todos ellos mueven hoy la friolera de 3.450 billones de euros, frente a los 45 billones que maneja la economía real, la que tiene que ver con producción de bienes y servicios. Eso que llamamos mercado mueve por tanto setenta euros por cada euro que mueve la economía. Y ése es el problema: no es sólo una cuestión de mediocridad o incompetencia de quienes dirigen la política europea. Se trata de una complicidad activa con esa terrorífica realidad, manifestada en hechos como que el Banco Central Europeo preste 700.000 millones a los bancos a un 1,25 por ciento de interés, y que esos mismos bancos se lo presten a los Estados al 7 por ciento, para que puedan hacer frente a sus necesidades de financiación. Ese dinero prestado se pagará con nuevos impuestos y nuevos recortes que pagaremos todos. Es la estafa del siglo.