La obra de arte que se explica a sí misma

Las creaciones que ahora expone Luis Díez Lázaro son fruto de una labor pictórica retomada el año pasado. / DA

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

El cuadro como discurso estético en sí mismo; esto es, más allá de interpretaciones o lecturas que pretendan acercarse a él para construir una explicación, un argumento que, en todo caso, siempre procederá del exterior. De esta manera concibe sus obras Luis Díez Lázaro (Calatayud, Zaragoza, 1942), un artista que presenta hasta el próximo jueves, en el Liceo de Taoro de La Orotava, la exposición Texturas, una selección de obras que, además, reflejan su regreso al mundo de la pintura, después de más de cuatro décadas dedicadas al diseño arquitectónico.

“Ésta es la primera exposición tras mucho tiempo -detalla el artista a DIARIO DE AVISOS-, y en ella he plasmado mi deseo de huir de ese binomio pintura-literatura, pues defiendo que el cuadro ha de explicarse por sí solo, al entender que su significado no es otro que la emoción que pueda generar en quien lo observa”. Bajo esa premisa, ninguna de estas obras posee un título predeterminado. “Sería un contrasentido, lo mismo que delimitarlos mediante un marco”, detalla el pintor, que fiel a ese punto de vista, ubica en el reverso de los cuadros la firma de cada una de esas creaciones.

Texturas se compone de un total de 33 obras, realizadas durante el año pasado, en la que el uso de los acrílicos se combina en técnica mixta con los más variopintos materiales que poco a poco ha ido “redescubriendo” el artista. En todos estos trabajos, según apunta Luis Díez, es una constante la búsqueda, como indagación, de la armonía con el espacio: el empeño no es otro que plasmar la tercera dimensión del espacio en una superficie plana, “y que ésta penetre en la mirada del observador”.

Formado en la adolescencia junto al pintor José Llanas, en Calatayud, y con estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes y en la de Aparejadores de Barcelona, en los años 60 Luis Díez Lázaro formó parte del grupo Krit y expuso en el Palacio de la Virreina y en el Salón de Artesanía de Barcelona. Precisamente, su primera estancia en Tenerife se remonta a 1963, donde llega a exponer en el Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias (IEHC) del Puerto de la Cruz. En esa misma década, su obras recalan en Estocolmo (Suecia), con muestras en el salón Moberger (1964), Galleri Latina (1965) y Modern Konst I Hem Miljö (1966). Luis Díez decide luego instalarse definitivamente en el Puerto de la Cruz, desde donde desarrolla su faceta vinculada al diseño y plasmación de múltiples proyectos arquitectónicos. “Ahora, y en gran medida gracias a la actual crisis, he vuelto a la pintura, empeñado en lograr los resultados más sorprendentes con los menores medios posibles”, resalta.