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La oferta > Alfonso González Jerez

“No son momentos para el enfrentamiento”, proclamó José Manuel Soria urbi et orbe después de su reunión con la Confederación Canaria de Empresarios, para indicar seguidamente que las puertas del Gobierno del PP y, por supuesto, del Ministerio de Industria, Energía y Turismo están abiertas de par en par al diálogo con las comunidades autonómicas. Evangélica pero sobre todo curiosa disponibilidad al diálogo y al consenso la del señor Soria. Como su respeto y su voluntad de acuerdo con el Gobierno de Canarias es insuperable, lleva semanas proponiendo al PSC-PSOE una moción de censura para descabalgar a Paulino Rivero y a Coalición Canaria del Ejecutivo regional. Y por supuesto sus compañeros de partido repiten la oferta como una letanía interminable cada vez que ven acercarse un micrófono o una cámara de televisión. La señora Cristina Tavío, casi simultáneamente a las declaraciones del ministro de Industria, ha repetido que el pacto entre conservadores y socialistas resulta “muy urgente” y representaría “una regeneración democrática imprescindible en Canarias”.
El Partido Popular apoyó y durante amplios periodos participó en gobiernos en coalición con los nacionalinsularistas desde 1995 hasta 2011. Antes incluso la antigua Alianza Popular gobernó con las Agrupaciones Independientes de Canarias entre 1987 y 1991. Todavía en el pasado mandato el PP fue clave imprescindible para que Miguel Zerolo y Ricardo Melchior continuaran al frente del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife y el Cabildo insular respectivamente. El PP ha sido, en definitiva, el socio político y parlamentario privilegiado de Coalición durante doce años: tres legislaturas en las que, con sus votos, han apuntalado a los coalicioneros en el Gobierno autonómico y en numerosos cabildos y ayuntamientos de todo el Archipiélago. Es un insulto a la inteligencia -considerando incluso la poca inteligencia que nos conceden- que el PP pretenda ahora presentar la expulsión de CC de los espacios de poder como el desideratum de cualquier demócrata bien nacido, como el objetivo de una cruzada en la que Canarias se juega dramáticamente su futuro. Si CC representa ahora la maldad, la incapacidad y la avilantez es porque decidió pactar con el PSC-PSOE y no con los conservadores. Se trata de una pequeña campaña de marketing político que al menos ofrece una ventaja: mientras se habla de esta necedad no se mienta la angustiosa situación económica y el tenebroso horizonte que nos aguarda gracias, en muy sustancial medida, a los recortes y aniquilaciones presupuestarias del Gobierno de Mariano Rajoy.
Los socialistas canarios no darán entrada en el Gobierno al PP. Obviamente. Están muchos más concentrados en sus querellas internas, que se resumen en cómo defenestrar a José Miguel Pérez y que, en lo posible, parezca un accidente. Un accidente anhelado y maravilloso, pero un accidente.