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Primero, unión fiscal; después, bonos europeos > Raquel Lucía Pérez Brito

Ya no son objeto de preocupaciones únicamente Grecia, Irlanda o Portugal. Ahora también España, Italia y Francia se encuentran en el ojo del huracán. Se ha escrito bastante sobre las consecuencias que tendría para Europa y la economía mundial que estas dos naciones terminen siendo rescatadas. Y una de las conclusiones más extendidas es que, si esto llegara a suceder, la propia Unión Europea tendría más opciones de desaparecer que de poder asumir ambos rescates.

No quedan muchos más caminos que escoger y quizás se está esperando demasiado para andarlo. Ha llegado el momento de una unión fiscal europea. Si se está de acuerdo en que los estados de la eurozona podrían aceptar una pérdida parcial de su soberanía en política fiscal, se tendría que crear un nuevo órgano independiente que represente a Europa. Estaríamos ante un “ente comunitario” que sea capaz de dejar sin efecto las políticas nacionales cuando entren en conflicto con los intereses generales de la zona euro. Sería algo similar a una “secretaría económica permanente de la Unión Europea”. Es evidente que las reglas del juego tendrían que estar bien definidas desde el principio y que se debería tener claro qué actuaciones pueden influir o no en posibles desequilibrios macroeconómicos de la eurozona para considerarlos fuera o dentro del ámbito de actuación de cada Nación. A nadie se le escapa que, con esta posibilidad, la soberanía de los estados miembros queda mermada y en suspenso hasta que dicho  “ente” determine el nivel de implicación que va a tener cada decisión nacional.

En mi opinión, primero tendrá que haber una unión fiscal y con ella se podrá reestructurar ordenadamente la deuda periférica. La mejor opción es comenzar a sustituir bonos nacionales por bonos europeos. Alemania ha estado en contra de esta opción en todo momento, ya que consideraba que los errores en la política económica de un estado de la eurozona provocaban que los contribuyentes del resto de los estados miembros tuvieran que pagar sus deudas. Sin embargo, las circunstancias han cambiado y los países más afectados por esta crisis ya han iniciado un profundo y necesario proceso de reformas estructurales y por ello Europa está más preparada para aceptar una unión fiscal y también sus eurobonos. Con ellos se hablaría de una única prima de riesgo, la europea, y el tipo de interés que se pagaría sería también uniforme en toda la zona euro.

Las decisiones que se esperan de las autoridades europeas son económicas, principalmente, pero llevan implícita una solución política. Europa debe lanzar un mensaje inequívoco, que permita inyectar confianza en los mercados, dirigiéndose hacia la unión fiscal que permita comenzar con los eurobonos y terminar convertida en los “Estados Unidos de Europa”.

*Economista, abogada y licenciada en Ciencias Políticas / @errelu