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Responsables y competitivos > Ricardo Melchior

El logro de una gestión basada en la responsabilidad compartida del destino es el principio que define la nueva Estrategia Turística de Tenerife, documento que guiará a partir de ahora las políticas que emprendamos para responder a los nuevos retos que impone la competitividad. La aplicación de este importante instrumento -que goza de la participación y el consenso de todo el sector, partícipe de su elaboración- supondrá un cambio en el modelo turístico tinerfeño, sobre todo en lo que tiene que ver con la gestión de la Isla como destino de nuestros visitantes.

Esta nueva estrategia servirá para adaptar nuestra hoja de ruta en materia turística a la nueva realidad social y económica de la Isla, que es diferente a la de hace cuatro años, cuando se confeccionó el documento anterior. De ahí entendiéramos la necesidad de su revisión y actualización, tarea en la que el Cabildo, a través de la empresa pública Turismo de Tenerife, ha contado con la activa participación de más de un centenar de expertos del sector.

Con todos estos agentes públicos y privados, conocedores de la realidad turística insular -y con ella, de las oportunidades y fortalezas del destino-, hemos venidos trabajando de manera rigurosa y concienzuda. Fruto de dicha tarea es este documento, que define un modelo de gestión turística integrador, con unas líneas de actuación claramente definidas, que marcará el rumbo de la progresiva adaptación de Tenerife al escenario europeo y global, más complejo y con menos recursos. Para ello resulta imprescindible abordar de manera integral cualquier cuestión relacionada con el destino y encajar a la perfección todas sus piezas: promoción, regeneración, atención al turista, conectividad…

La estrategia se articula en torno a once directrices, encabezadas por la mejora del espacio turístico, unida al posicionamiento de la Isla y al desarrollo de sus productos más relevantes; la mejora de la oferta de productos y servicios, ligada a la dinamización del empresariado, o la mejora de la conectividad, además de una mayor eficacia de las acciones promocionales; el aprovechamiento de las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías y el fomento de la cultura de la innovación.

Asimismo, entre sus objetivos figuran la adaptación a la complejidad del sector, mediante la incorporación de nuevos campos de conocimiento e investigación, esenciales en la gestión del destino; la cooperación público-privada en la financiación, para aumentar la dotación de recursos, o la profesionalización, formación y especialización de los agentes y responsables turísticos, como bazas para la creación de empleo.

Este conjunto de pautas se completa con el trabajo en aspectos diferenciadores que proyecten la imagen de la Isla como destino competitivo y la adopción de un nuevo posicionamiento, que vaya más allá de argumentos promocionales y genere estrategias de negocio, a la vez que involucre a la población residente, unido todo ello a la consideración de las zonas turísticas más maduras -como es el caso del Puerto de la Cruz- en las que se concentrarán los esfuerzos para su mejora, reposicionamiento e innovación. Tenemos que conseguir que Tenerife se fortalezca como destino líder, con atractivos suficientes para seguir atrayendo a millones de visitantes, lo cual nos permitirá retomar el camino del progreso y la generación de empleo. Pero esto exige la implicación y participación de todos. Cualquier ciudadano ha de ser consciente, en su día a día, de la importancia que entraña el turismo para nuestra economía. Por eso hablamos de un modelo basado en la responsabilidad compartida, igual que en la competitividad, aplicando calidad, innovación tecnológica, eficacia y sostenibilidad a todas nuestras actuaciones.

* Presidente del Cabildo de Tenerife