opinión>

Se acabó la primavera>Jorge Marichal*

Este año, al parecer y gracias al empeño de algunos, la primavera ha terminado mucho antes de lo que esperábamos en el sector turístico canario. Con las últimas medidas adoptadas por las diferentes administraciones que nos gobiernan, una sensación de escalofrío recorre las diferentes empresas turísticas que asisten expectantes a un futuro cada vez más incierto. Incluso los ánimos de los empresarios empiezan a quedarse helados a medida que van recibiendo golpe tras golpe en forma de decreto, ley o presupuesto.

La última y quizás la más fuerte sea el anuncio del incremento del IGIC en dos puntos porcentuales. Sin duda esto representa un gran revés para las empresas turísticas en general y hoteleras en particular, cuyo sector ha conseguido a duras penas lograr mantenerse en esta crisis que padecemos. La subida del IGIC es un mordisco a las cuentas de resultados hoteleras, pues los contratos en el sector se firman con al menos un año de antelación. Por tanto, esta subida ahora no podrá repercutirse a los clientes hasta el verano del año 2013 y las empresas turísticas tendrán que soportar este sobrecoste por sí solas. Esto echará al traste buena parte de los proyectos de inversión, mejora y renovación que muchos teníamos en marcha animados por el espejismo de la primavera que ahora nos deja.

Además, cuestionamos también la medida al tratarse de un impuesto indirecto que no discrimina entre el nivel de renta del consumidor, siendo por tanto injusto en su aplicación. Numerosos analistas también cuestionan la finalidad recaudatoria de esta medida en un contexto de recesión en donde el consumo está bajo mínimos y por tanto, medidas como éstas, lejos de estimularlo, lo pueden deprimir aún más. Nos preguntamos si todo vale con tal de satisfacer a los mercados y contener el déficit público. Solo se está hablando de recortes o de ajustes, pero ¿qué pasa con el estímulo a la economía? ¿Alguien está pensando que sin crecimiento no habrá creación del empleo que tanta falta nos hace? Los físicos demostraron hace tiempo que la energía para poner un cuerpo en movimiento es mayor que para mantenerlo en movimiento. Utilizando este principio, debemos preguntarnos si queremos llevar a la economía a un estado de parálisis tal que su puesta en marcha sea mucho más costosa, en términos de empleo, inversión, y costes que el de mantener unos niveles mínimos de actividad y, especialmente, en un sector como el turismo que ha dado muestras evidentes de tener una gran capacidad de resiliencia.

Llueve sobre mojado… A principios de este año asistimos a un cruce de mensajes en los medios entre los empresarios y políticos en relación al tema de las bonificaciones de las tasas aeroportuarias. La idea era clara, a Canarias le convenía y le conviene ser más competitiva y las bonificaciones en las tasas aéreas contribuyeron a ello. Las razones que se nos dieron para no prorrogarlas es que no era necesario rebajar las tasas, pues los turistas vendrían solos al no tener destinos alternativos a los que ir por las revueltas en el norte de África. Aprovecho para recordar que nuestros aeropuertos generaron para AENA el año 2010 más de 83 millones de euros netos de beneficio (antes de impuestos, intereses y amortizaciones) y que con ese dinero, entre otras cosas, se están financiando aeropuertos peninsulares que no son rentables, además de innecesarios, teniendo otros a menos de 100 kilómetros y la opción de otros medios de transporte como es el caso del AVE.

Volviendo a las inversiones, ¿sabían ustedes que una de las primeras medidas que tomó la ministra de fomento fue invertir 2500 millones para el AVE gallego? Sin embargo, nuestro ministro no prorrogó el decreto de las tasas y hasta hoy no se ha tomado ninguna medida alternativa a la desaparición de este incentivo.

No contentos aún, se esfuma como por arte de magia, y para más inri, después de haber garantizado su continuidad, la partida presupuestaria para la renovación de los espacios turísticos públicos. Adiós a varios años de análisis, proyección y, en muchos casos, trabajos ya iniciados. La respuesta a todos estos esfuerzos para ser de manual: ¡No hay dinero! Nos tendremos que conformar con seguir viendo los destinos maduros de nuestras islas cada vez más obsoletos y con ello desaparecerán los estímulos de muchos empresarios para sumarse al carro de la renovación del destino. Hambre para hoy… ¿muerte para mañana?

De regreso a las islas, entiendo que se quiera mantener el estado del bienestar, pero no comparto la forma de hacerlo. Con estas medidas de recorte en los presupuestos de promoción y turismo será más difícil competir fuera de nuestras fronteras y vendrán menos turistas. Sin embargo, nadie dice nada de lo que pasa con algunas empresas públicas que sistemáticamente pierden dinero a borbotones como la Policía Canaria o la propia Hecansa. Se abre también otro debate en torno al petróleo que sin tener aún la certeza de su existencia ya ha empezado a inquietar a nuestros turoperadores. Por último quisiera que se tomasen en cuenta las peticiones del sector del turismo recordando la frase que he oído a muchos representantes políticos en el último año y medio: “Si le va bien al turismo, nos ira bien a todos”. Sin embargo, con medidas como las enunciadas en este artículo el turismo empeora y con él Canarias. Ya se sabe que guerra avisada no mata soldados…

*Presidente de Ashotel