cd tenerife-cd toledo > el invitado al palco de ‘diario de avisos’

Sicilia coge el salero

Román Delgado; Julio Pérez, teniente de alcalde de Santa Cruz; Juan Manuel Pardellas, y Elías Bacallado Cabrera. / J. GANIVET

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

Uno se levanta con muy pocas ganas de hacer cualquier cosa en un domingo soleado, soleado y bien bonito, y no tiene peor ocurrencia que, ¡ya…!, ir a ver al CD Tenerife, que juega al lado de casa y además con un equipo de nombre histórico: Toledo. Ya sé que esto es masoquismo, y uno lo asume. Igual que asume que uno se mete en la cancha para ver si al final al entrenador le cortan la cabeza o no. Y hay que decir que, en este caso, la salvó por los pelos; perdón, por el gol de Pablo Sicilia en el último suspiro (el cronómetro ya marcaba el 94 de juego), que, si es por los pelos de García Tébar, igual hasta escapa, y por cierto, eso fue lo que pasó. Tébar le debe una carne con papas y cuarta de vino al jugador nacido en Gran Canaria, un dios en el Heliodoro Rodríguez López.

Del partido casi mejor ni hablar, que hubo pitos, gritos, insultos y mucha sensación de que la gente (los casi 9.000 que esta vez se dieron cita en el recinto de San Sebastián) está ya hasta donde ustedes se imaginan… Y menos mal que el desquicie, que subía en intensidad poco a poco, y que casi al final ya era una barbaridad de desquicie, encontró el antídoto del gol con el pie del defensa, defensa central, del CD Tenerife, de Pablo Sicilia, que se dio de bruces con el balón y lo empujó dentro de los palos, sin que el portero del Toledo, muy de jugar a castillos en la arena (en el césped), se lo encontrara ni lo viera llegar, ni en los celajes.

En la cita de ayer, en la que el ¡gol! seguro que despertó a muchos de los 9.000 aficionados que eligieron muy mal qué hacer el domingo (a aquellos que en la disyuntiva de callar o de arremeter habían optado por el silencio y la siesta, con el permiso del intenso sol), el palco del grupo de comunicación de DIARIO DE AVISOS contó con la grata presencia de Julio Pérez, teniente de alcalde del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, amante del fútbol, por lo que se pudo apreciar, y persona astuta, inteligente, educada y con muy buena nota para pasar un rato rico, muy rico…

Pérez sufrió como el que más, que se le notaba, pero siempre con orden y apta presencia, con mucha elegancia, que, por cierto, Pérez es un lujo de persona para esta ciudad.

También brincó y abrazó a sus cercanos, todos los que estábamos junto a él en el palco (el director del DIARIO, Juan Manuel Pardellas; el directivo de CANAVISA Elías Bacallado Cabrera), cuando Sicilia vio que el balón llegaba a su bota y su pie, siguiendo indicaciones del cerebro, le dio pa’ dentro con ganas y con confianza en que ese golpe iba a ser el gol. Y así ocurrió…

Sicilia y ese zapatazo fueron las únicas alegrías de la tarde soleada de ayer en el Heliodoro Rodríguez López, donde seguro que el presidente del CD Tenerife, Miguel Concepción, pidió suerte a dioses y a terrenales para no sumar más problemas en una jornada en la que el antifútbol, palpado y devuelto en sonora pitada por todos, era el más maldito de los regalos. Pero existe el gol; pero existe Pablo Sicilia, y si hay gol y además este es de Sicilia, uno de los nuestros, todo se olvida. Se pasa página, y la alegría del ¡gol! borra 94 minutos hediondos, pero que muy…