VELA LÁSER 4.7 >

“Tengo la cabeza llena de chichones”

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

Alba Elejabeitia
Alba Elejabeitia, de 15 años de edad y regatista del Real Club Náutico de Tenerife. / SERGIO MÉNDEZ

A esta joven tinerfeña de 15 años llamada Alba Elejabeitia, que ama el mar y el viento, y muchísimo su bote de vela Láser 4.7, le gusta ser regatista porque es una práctica “dinámica” que la hace “pensar” y además “se lo pasa muy bien”. Que se lo pasa bien navegando no hace falta que lo recalque: se le nota en la cara, por la sonrisa constante, por la luz que desprende y por la vitalidad que transmite.

Alba es una chica sencilla que programa muy bien su tiempo, lo que le ha servido de mucho para alcanzar una buena ristra de logros deportivos, y también para no fallar en los estudios. La regatista santacrucera esas dos cosas las hace muy bien; además, desde los 7 años, tras antes pasar por todas las secciones deportivas del Real Club Náutico de Tenerife, cuyos colores defiende en el campo de regatas, decidió subirse a su especial cáscara de nuez y echarse al mar para intentar llegar la primera gracias a un soplo de viento.

Alba es Elejabeitia por su padre y Moreno por su madre, que la acompaña en esta entrevista, con sonrisa va y sonrisa viene, y con algún disenso, pero tan pequeño que casi no se nota. Hay mucho cariño. La charla se produjo el jueves pasado, pocas horas antes de que Alba Elejabeitia tomara el avión para llegar a Madrid y desde la capital de España enlazar con Murcia, sola, ella solita, con sus 15 años y con su continua alegría en la cara, alegría que podrá ser suprema si mañana confirma una buena clasificación en la Copa de España de Láser 4.7. Esta prueba se disputa desde ayer en aguas de Cartagena.

Alba Elejabeitia es la tercera mejor regatista de Láser 4.7 en Canarias, en categoría juvenil femenina, y en absoluta, incluyendo a los chicos, sólo baja al quinto puesto. Sonriente, disciplinada, sencilla y algo nerviosa durante el coloquio, reconoce que la práctica de la vela le ha dejado “la cabeza llena de chichones” y de “golpes en la piernas”. También desvela que por su peso y envergadura (mide 1,68 metros), lo peor que se le da es colgarse: sacar el cuerpo del bote. A Alba se la ve satisfecha con lo que hace, y sostiene, con humildad, que a lo que aspira es a quedar lo mejor posible. Alba es un buen ejemplo.