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Un ‘secuestro’ de ida y vuelta

VICENTE PÉREZ LUIS | Los Cristianos

Si se le puede llamar secuestro, lo hubo de ida y vuelta. “En Alemania un fiscal me aconsejó que me llevara mi hija a España, que aquí no tendría problema”. Y así hizo Maribel el 20 de septiembre del pasado año. Ese día, aprovechando que el Ministerio del Menor le trajo a su pequeña a la casa donde vivía dentro de las dos horas semanales que le permitían verla, y al detectar que no dejaban vigilancia, se decidió a dar el paso. No esperó a que se resolviera el recurso judicial presentado por el padre de Liza contra la resolución judicial que le obligaba a traer la niña a Tenerife antes del 1 de abril, y a quien en España Maribel había denunciado en febrero por llevarse a su vez a la menor, entonces de solo 4 años, a Alemania, supuestamente sin permiso materno. Vamos, que primero se la llevó él, y ahora se la ha traído ella.

Como no podía ir en avión al estar el DNI español de la niña en poder de su expareja, Maribel no lo dudó un instante: recorrió en coche la enorme distancia entre Alemania y España. Tres días de carretera, pasando por Holanda, Luxemburgo y Francia, donde incluso se perdió un día y tuvieron que pernoctar en el vehículo. En Barcelona pudo volar a Tenerife ya sin DNI de la niña, alegando que se le había extraviado. Tres meses vivó en una casa de acogida para mujeres maltratadas y ahora lo hace en un domicilio de Arona, de donde era oriundo su padre, ya fallecido. Allí tiene el apoyo de su madre, alemana, pero está solo de visita, pues reside en Alemania por motivos de salud.

La pequeña besa a su madre, en una localidad de Arona (Tenerife). | V. P.

La primera parte de la historia la conocieron ya los lectores a finales de enero de 2011, cuando Maribel, de 29 años y residente en Arona, acudió a los medios de comunicación, y, antes, a la Policía Nacional, para denunciar la desaparición de su hija, que fue localizada unos días después, el 2 de febrero, en un domicilio de la ciudad alemana de Leverkusen, junto a su padre, que negaba que fuera un secuestro,y que reclamaba judicialmente la guardia y custodia de la menor.

Maribel dejó su trabajo y se fue con lo puesto a Alemania, a buscar a su hija. Allí se empadronó para tener abogado de oficio. Luego volvió en marzo a Canarias para vender lo que le quedaba y regresó a Alemania para seguir con el litigio. Ahí comienza la segunda parte de esta historia. “Como él recurrió la orden de un Tribunal que me fue favorable, necesité un abogado de oficio y me tuve que empadronar en Leverkusen, por lo que el caso pasó a un juzgado local. En lo que se resolvía, la niña quedó bajo guardia custodia del Ministerio del Menor, y me la dejaban ver solo dos horas a la semana”, cuenta Maribel, que ahora cobra una ayuda económica asignada a las mujeres que alegan maltratos psicológicos, mientras confía en recuperar la alegría para trabajar en lo que le gusta: la comedia -actuó en obras teatrales y monólogos- y la comunicación, pues colaboró haciendo cuñas publicitarias en una radio municipal del Sur.

Hacia adelante

Tiene claro que “si a una madre su exmarido desaparece con su hija, no debe quedarse en casa esperando que la Justicia te la devuelva”. En su caso, al tratarse de denuncias presentadas en Alemania y España, dos sistemas judiciales, “no se ponen de acuerdo y la que sufre es la niña”. No olvida tampoco Maribel que, cuando denunció la desaparición de Liza, “una juez de Arona suspendió la búsqueda porque lo consideró todo una riña matrimonial, pues seguíamos casados, y había que esperar a que el padre la trajera de vuelta”.

“Si fuera por la Justicia, aún no podría estar con la niña, pues no le dan importancia ni prioridad, y hubiera tenido que esperar dos o tres años sin saber con quién se quedaba mi hija”, declara Maribel, que vivió en Alemania de los 5 a los 13 años, y luego en Costa Rica y Venezuela…

Ahora espera que su caso no se repita con nadie más. “No quiero que ninguna madre más tenga que sufrir lo que yo, con una Justicia que no ve estos casos importantes, aquí porque es muy lenta, allí por sus leyes”. “En Alemania”, evoca, “ si lloras o te emociones no tienes nada que hacer, en el Ministerio de Menor me dijeron que con mis emociones no llegaría lejos”. Eso sí, en Alemania, y tras apuntarse en la oficina de empleo, el Estado le dio a Maribel una casa, un vale para muebles por valor de 1.500 euros y una ayuda mensual de 400 euros, un trato que agradece.

Retomando el relato, Maribel cuenta que al llegar al aeropuerto del Sur, la Policía Nacional la retuvo, pues él la había denunciado por secuestro, pero la dejaron en libertad porque los agentes la reconocieron y comprobaron que ella lo había denunciado antes que él.

Maribel quiere cerrar la entrevista con una aclaración: “No estoy pirada de la cabeza porque me guste el mundo de la comedia, eso es una falta de respeto a mi y este arte de hacer reír a los demás”. Su vida, sin embargo, ha tenido también tragedia, y ahora sólo quiere vivir en paz.

[apunte]“Su situación es totalmente legal en España”

T. F. | Santa Cruz de Tenerife

“La situación jurídica de Maribel en España es totalmente legal, y la única duda pasa ahora porque se resuelva el juicio de divorcio en el que, lógicamente, se decidirá la guarda y custodia de la pequeña”. Quien así se expresa es Ramón Pereira, abogado de Maribel, la madre de la pequeña que no ha dudado en recuperarla tal y como se la llevó su padre a Alemania: la cogió y se marchó.

“Ciertamente no es una situación al uso, pero España ya ha descartado hacer suya la decisión de las autoridades alemanas de confiar a la niña a una asociación de carácter religioso [Asociación de mujeres católicas alemanas], una decisión en la que sorprende que esté el padre conforme. A la espera del juicio [que se espera que se celebre en Arona aunque no está del todo clara la competencia], ¿dónde iba a estar mejor la niña sino con su madre?”.

Y es que, a juicio de Maribel, “en Alemania los niños reciben una educación muy rígida que no quiero para Liza: no pueden reír, ni llorar, ni saltar…aprenden mucho en los colegios pero no de emociones ni de cariño, todo es muy frío”.

Además, la madre se queja por su propia experiencia de que “allí, quien más dinero gana se queda la guarda y custodia del niño, aquí importa más lo que el niño sienta y los aspectos afectivos”.[/apunte]