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Cristina, con K de Kirchner > Fernando Fernández

Hace un par de años, después de visitar Argentina publiqué una columneja que titulé Kristina, para hacer un retrato de la mujer que preside el país hermano al que tanto admiro y donde tantos amigos tengo. Escribí entonces que “Kristina destacó pronto, desde sus años de joven universitaria, inquieta, moderna y atrevida, (…), más por su desparpajo y por su indudable encanto que por cualesquiera otras virtudes. En realidad, incluso hasta ahora mismo, cuando el paso de los años hace inocultable su huella indeleble, nunca se le conoció una iniciativa o una idea con sustancia y en sus discursos no es capaz de enhebrar un hilo argumental con sintaxis ordenada, lo que no le ha impedido lograr con éxito todos sus objetivos. Le ha bastado su físico y su populismo”. Cometí entonces el error de aclarar solo al final que aquella Kristina de mi retrato era Cristina Kirchner y como nunca faltan los mal pensados, hubo quien creyó que hablaba de otra Cristina, equivocadamente claro. Por eso aclaro desde el titular de quien hablo. A la madame Kirchner la mencioné hace dos domingos al comentar en este espacio dominguero la nacionalización de YPF, la que fuera filial argentina de Repsol, que califiqué como una chapuza legal que vulneró hasta la misma Constitución argentina, como expresión de lo que llamé el esplendor peronista de una dirigente irresponsable capaz de desplegar su populismo para enardecer una efervescencia nacionalista con la que tapar el declive de la economía de su país y de sí misma. Por casualidad, ese mismo domingo el suplemento dominical del Diario ilustraba su portada con una foto de la dama y un llamativo titular: Los secretos de Cristina. Aclaro que hablo del suplemento El Semanal y no del ejemplar de Interviú que también distribuye este periódico los domingos. Es un reportaje de dos de las periodistas argentinas que mejor conocen a la presidenta y su polémico entorno y en él desvelan algunas claves ocultas de la expropiación de YPF.

Estoy seguro que habrá sido leído por los/las pijoprogres que tanto han aplaudido a la Kirchner. En caso contrario, lo aconsejo muy vivamente porque es tan ilustrativo como las numerosas fotos que lo enriquecen. Bajo una de ellas, la presidente dice que “me pinto como una puerta desde los catorce”. En otra, se la ve junto a uno de sus secretarios privados, un joven exfutbolista que renunció acusado de enriquecimiento ilícito. Mas adelante nos relatan como la expropiación se fraguó entre “los bellos soldados” de Cristina, como ella misma los llama. No me sorprendió leer que, gracias a los papeles de WikiLeaks, se supo que un informe solicitado por Hillary Clinton la definió como una líder visceral que sufre de nervios y ansiedad. Y mas adelante nos dicen que Cristina y Néstor formaban un matrimonio de negocios en el que cada cual vivía su propia vida amorosa, algo que yo, malpensado y machista, ya sospeché cuando la encontré por primera vez, siendo senadora, allá por finales de los 90. Lo mas sustancial de lo dicho por las autoras del reportaje es cuando concluyen que Argentina está en riesgo de quiebra (una vez mas, añado yo), que la popularidad de la presidenta está en caída libre y que los argentinos empiezan a estar furiosos. Se relatan algunos otros episodios, pero yo pienso que en la alcoba de una dama no se debe entrar. Quien esté interesado, en la página 24 del suplemento Negocios de El País del domingo 29 de abril puede documentarse con un riguroso informe sobre la economía argentina actual ¡Viva Argentina!