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Desconfianza hacia las matemáticas y el fútbol > Luis Padilla

Sigo sin creer en el Tenerife. En este Tenerife, vuelvo a aclarar. Ante el Oviedo sumó los tres puntos y al menos ofreció intensidad, pero la goleada no debería llamar a engaño. Carece de fútbol y ante los asturianos vivió más de los errores ajenos que de las virtudes propias. Eso sí, está a un paso de clasificarse para las eliminatorias de ascenso y, una vez allí, aunque su nivel de juego le niegue cualquier opción, la historia y el peso de su camiseta le convertirán en favorito.

LA LIGA. Las matemáticas dicen que el Tenerife sólo necesita un triunfo (o una derrota de Oviedo y el Atlético de Madrid B) para clasificarse para las eliminatorias de ascenso. La clasificación y el calendario invitan a pensar que el objetivo ya está conseguido: los blanquiazules visitan a un Marino de Luanco que nada se juega y reciben en la última jornada a un Alcalá que es candidato al descenso. En condiciones normales, el tercer clasificado del grupo debería ganar esos dos partidos con solvencia. Sin embargo, el fútbol exhibido por el Tenerife durante todo el curso obliga a considerar que el equipo tendrá dificultades extremas para sumar los puntos necesarios. Porque ante el Oviedo, no nos engañemos, el grupo de Quique Medina no corrigió ninguno de los graves defectos mostrados durante todo el curso. Sí que mejoró recientes actuaciones, pero se puso por delante gracias a un regalo de un defensa rival y sobrevivió merced al acierto de Aragoneses y al oportuno tropezón de un adversario cuando iba a marcar a puerta vacía.

EL ASCENSO. La lógica dice que no puede aspirar al ascenso de categoría un equipo sin solidez defensiva, sin equilibrio, sin criterio en la elaboración, sin una pareja de mediocentros definidos, sin desborde por las bandas, sin un mediapunta desequilibrante y sin un delantero goleador. Y aún tendría menos opciones si ese equipo ha demostrado tener una moral quebradiza, una confianza escasa, una capacidad de sacrificio dudosa, una relación poco cariñosa con la grada y algunos problemas extradeportivos ligados a la delicada salud económica de la entidad. Pero una cosa es la lógica futbolística y otra muy distinta es el Tenerife. Además, si se clasifica para las eliminatorias de ascenso, el grupo de Quique Medina partiría con una ventaja: en esos partidos cuenta poco el fútbol y menos aún la trayectoria exhibida durante la temporada. Más allá del juego en sí, importan la experiencia, la jerarquía de una camiseta, los destellos individuales, los detalles aislados… Y en ese terreno, si tiene la intensidad precisa, el Tenerife puede competir contra cualquiera.

P.D. En resumen: no me fío de las matemáticas ni del fútbol. Veo al Tenerife lejos de la fase de ascenso, pero, si se clasifica, lo considero favorito para subir a Segunda División. Aunque no juegue a nada y deba superar tres eliminatorias seguidas.