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Devoción floral en estado puro

LUIS F. FEBLES | Los Realejos

Cruz de Olegaria. / MOISÉS PÉREZ

La villa realejera brilló ayer con una luz diferente, con el fulgor y la alegría propia de unos vecinos que tienen el 3 de mayo marcado a fuego en el calendario.

Desde muy temprano, las cruces ubicadas en las capillas y casas particulares de la calle del Sol y del Medio y las del barrio de la Cruz Santa, amanecieron enramadas y luciendo sus mejores galas. Así, cerca de 4.000 visitantes grabaron en sus retinas la belleza y el esmerado esfuerzo realizado por los ciudadanos en las más de 300 cruces ornamentadas. La Cruz Santa encierra, con el permiso de las calles del Sol y del Medio, el espíritu más tradicional de una celebración con tres siglos de historia.

Los turistas inmortalizaban con sus cámaras fotográficas la sublimidad de las calles realejeras. Algunos llegaban a pie, otros desde el tren del Loro Parque que hacía el recorrido desde el Realejo Alto hasta la Cruz Santa, y los más previsores habían concertado previamente su asiento en las cuatro guaguas que salían desde Tacoronte.

Por la noche, llegaría el gran momento, el espectáculo pirotécnico más importante de Canarias con el pique entre las calles del Medio y del Sol, del que publicamos más información e imágenes.