filipinas >

El español regresa a la enseñanza filipina

EFE | Manila

El español, tras más de dos décadas desterrado de los planes de estudio, regresa paulatinamente a los centros de educación secundaria de Filipinas gracias a un programa de formación de profesores autóctonos.

“Tengo 32 años y estudio español en el Instituto Cervantes para enseñar el lenguaje a los estudiantes”, comenta a Efe en un español titubeante Marites, una profesora de instituto de la ciudad de Cebú que desde mediados de abril acude a clases en castellano seis horas diarias.

Marites forma parte del grupo de 94 docentes seleccionados por el Ministerio de Educación filipino para aprender los rudimentos del español entre abril y mayo, tiempo de las vacaciones escolares de verano en Filipinas, en virtud de un acuerdo con España.

Cuando complete el curso, financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y el Ministerio de Educación filipino, Marites impartirá dos horas semanales de español en su colegio, donde hasta ahora enseñaba solo inglés.

“Es difícil, pero tenía algo de conocimientos porque soy de Zamboanga y allí se habla chabacano (español criollo de Filipinas). Pero el español es muy diferente por la gramática, la manera de formar las frases y la conjugación”, subraya la maestra.

Aunque los vocablos que comparten el tagalo y otros idiomas filipinos con el español a veces ayuda a los alumnos, a menudo no es más que una trampa camuflada.

“Hay muchas palabras iguales en el tagalo y piensan que va a ser muy fácil, pero luego se dan cuenta de que no sólo por saber decir ‘mesa’ o ‘tenedor’ (con el mismo significado en tagalo) hablan español”, explica Juan José Sanz del Álamo, uno de los profesores del curso acelerado del Instituto Cervantes de Manila.

Javier Menéndez, asesor de Educación de la Embajada de España en Manila explica que han sido formados 123 docentes desde que el programa arrancó, en el curso 2009-2010.

“Empezamos con 15 centros y el próximo curso, que arranca en junio, el español se impartirá en 65 centros escolares”, subraya Menéndez.

Aunque no existen datos exactos del número de alumnos, Menéndez calcula que unos 4.500 estudiantes de unos 15 años de toda Filipinas se matricularán este ejercicio para adquirir los conocimientos básicos de la lengua cervantina.

El castellano es, después del obligatorio inglés, la segunda lengua extranjera más impartida en los centros públicos filipinos, por delante del francés, que se enseña en 19 institutos, el japonés, en 14, y el alemán, en nueve.

“Es uno de los idiomas más hablados en el mundo y es importante para que nuestros estudiantes estén preparados para el mercado global”, afirmó recientemente el ministro de Educación filipino, Armin Luistro.

A pesar del buen ritmo al que avanza el proyecto, Menéndez no lanza las campanas al vuelo, consciente de la dificultad de reimplantar el español en el sistema educativo de forma masiva.

“Lo que no es realista es decir que en cinco años el español se enseñará en mil centros. Hay que ser realista para que el programa funcione. No tiene sentido poner a dar clases a gente que no está debidamente formada”, opina el asesor.

Además del aumento paulatino del peso del español en los centros de enseñanza, España aspira a impulsar la creación de un diploma universitario para profesores de lengua castellana en la educación secundaria.

En la actualidad, una sola universidad filipina tiene un programa de máster y doctorado de español, pero forma sólo a profesores universitarios.

“Si no hay titulados filipinos que puedan dar clases de idiomas e institutos, sólo nosotros podemos formar nuevos docentes”, advierte Menéndez.

El español fue eliminado del sistema educativo en Filipinas en 1987, durante el Gobierno de la presidenta Corazón Aquino con la Constitución que se redactó tras la caída del régimen de Ferdinand Marcos, que estableció como lenguas oficiales el tagalo y el inglés.

Menos del 1 por ciento de los 94 millones de filipinos tienen el español como lengua materna.