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‘Gregor’, el nuevo vigía del Sol

Cientos de globos de colores fueron liberados al abrise cúpula del nuevo telescopio solar Gregor. | EFE

JUANJO MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Desde hoy el Sol tiene otro vigía, otro gran ojo que lo escudriñará en busca de pistas que permitan a los astrofísicos responder a la gran batería de preguntas que aun guarda nuestra estrella. El Telescopio Solar Gregor se inauguró ayer en el Observatorio del Teide convirtiéndose en el mayor telescopio de Europa y el tercero del mundo en su clase.

Como no podía ser de otra manera, Gregor no se inauguró corriendo una cortinilla o descubriendo una placa. Demostrando que se trataba de un instrumento de alta tecnología, las autoridades locales, regionales, nacionales e internacionales accionaron un pulsador que abrió la cúpula mostrando el telescopio y dejando escapar cientos de globos de colores. Previamente, los responsables de las instituciones participantes en el proyecto, agradecieron los esfuerzos realizados por todos los socios y alabaron las magníficas condiciones de Tenerife para la observación del Sol. Francisco Sánchez, director y fundador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) mostró su satisfacción por que “Alemania haya instalado en Canarias todos sus grandes instrumentos de observación solar”.

Con esta nueva instalación no sólo se podrá comprender mejor los procesos físicos que acontecen en la mayoría de estrellas del universo, sino también resolver cuestiones como si la actividad solar afecta e incluso daña los satélites y las redes de energía de diferentes regiones de la Tierra.

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Numerosas autoridades acudieron a la inauguración. / J. M.

Aprovechando que el Sol es la única estrella del universo que podemos ver en detalle, Gregor ha sido diseñado para realizar observaciones en diferentes capas de la superficie del astro con alta resolución espacial, espectral y temporal. Gracias a un novedoso sistema de óptica adaptativa, que compensa las turbulencias atmosféricas, Gregor logrará una calidad de imagen que, hasta el momento, ningún telescopio solar terrestre había obtenido. El nuevo telescopio se emplaza en una torre de seis plantas que hasta hace poco albergaba otro telescopio solar que quedó obsoleto. Los científicos alemanes optaron por conservar el edificio pero remplazar todos los instrumentos. Otro de los elementos que se ha actualizado es la cúpula. Han sustituido la clásica cúpula semiesférica por otra en forma de abanico que, una vez abierta, deja el instrumento a la intemperie. La razón para exponer de esta manera el telescopio es científica.

Manuel Collados, físico solar e investigador del IAC explica que “así la brisa barre del telescopio la turbulencia, consiguiendo que las imágenes sean más nítidas que las obtenidas con cúpulas clásicas”. Gregor ha sido construido por un consorcio alemán liderado por el Instituto de Física Solar Kiepenheuer de Friburgo, con el Instituto de Astrofísica de Potsdam-Leibniz y el Instituto de Investigación Solar Max Planck como socios. En él han participado también el IAC, el Instituto de Astrofísica de Gottingen (Alemania) y el Instituto Astronómico de la República Checa.

Con un coste de 12,8 millones de euros, la mayor parte aportada por las instituciones alemanas, este telescopio y sus instrumentos también servirán de campo de pruebas ante la próxima construcción en Canarias del Telescopio Solar Europeo, un gran telescopio solar todavía en proyecto.