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La ‘Agenda 21’ de la Cultura y Santa Cruz> Clara Segura Delgado y Jerónimo Cabrera Romero*

El pasado pleno del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife aprobó su adhesión a la Agenda 21 de la Cultura, reconociendo así “el papel integrador de la cultura en ámbitos como el social, artístico, económico y territorial de Santa Cruz de Tenerife”.

La primera Agenda 21 partió de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992. Aunque el término oficial aprobado por la ONU fue el de Programa 21 el anglicismo Agenda 21 se ha ido imponiendo hasta consolidarse como el referente que es a la hora de intentar articular una respuesta de la comunidad internacional al reto de la elaboración de “estrategias para detener e invertir los efectos de la degradación del medio ambiente”. De hecho, en pocas semanas se celebrará una nueva cumbre en la misma ciudad brasileña para, 20 años después, promulgar la vigencia de la apuesta por el desarrollo sostenible.

En 2004, en el marco del Forum de las Culturas y bajo el amparo IV Foro de Autoridades Locales, reunido en Barcelona, se aprueba la Agenda 21 de la cultura, como texto “orientador de las políticas públicas de cultura y como contribución al desarrollo cultural”. En la actualidad, el documento es impulsado y respaldado por Ciudades y Gobiernos Locales Unidos-CGLU, organización que desarrolla iniciativas y programas de acción basados en los principios de gobierno local autónomo y de la cooperación internacional.

Cabría considerar que el actual contexto económico desaconseja entablar debates como el que esta Agenda propone en torno a lo simbólico, lejos de las preocupaciones “reales” de la sociedad. Sin embargo, opinamos que es precisamente en estos momentos cuando se debe defender el papel de la cultura como elemento estructurante en ámbitos tan dispares como el territorial, social o económico. No en vano, hay autores que proponen a la cultura como el cuarto pilar del desarrollo sostenible, después del crecimiento económico, la inclusión social y el equilibrio medioambiental.

Independientemente de la incertidumbre económica, un municipio como Santa Cruz de Tenerife no se puede entender sin su patrimonio cultural (el edificado, el intangible, el mueble o sus itinerarios históricos). Por ello debemos avalar la gestión cultural como una herramienta de creación de valor (simbólico y económico) integrando, por ejemplo, la variable territorial en las estrategias de divulgación cultural, identificando al sector cultural como generador de desarrollo económico y de empleo altamente cualificado o apoyando la presencia de aquellos hitos culturales o artísticos que ayuden a consolidar la marca Santa Cruz de Tenerife. El reajuste cuantitativo no debería afectar a la valoración cualitativa de la cultura.

La Agenda 21 de la Cultura ayuda a defender la centralidad de las políticas culturales locales, impulsa su dimensión transversal e inclusiva, aboga por mayores recursos, fomenta el trabajo en red entre los municipios y el tercer sector local y configura la cooperación cultural como un objetivo estratégico de las instituciones que la adoptan. Los principios del tratado se fundamentan en la defensa de la diversidad cultural, el desarrollo sostenible, la salvaguarda de los derechos culturales como expresión concreta de los derechos humanos, la garantía del acceso a las diferentes formas de expresión artística sin distinción o la apuesta por los espacios públicos como plataformas para la inclusión social.

Más allá de toda consideración, la Agenda 21 de la Cultura es un instrumento para la difusión pedagógica de los efectos positivos de la actividad cultural. Una excusa para potenciar el debate público del buen gobierno ya que defiende la necesidad del trabajo en red y de la progresiva adopción de sistemas más participativos en los procesos de toma de decisión. A través de la transparencia e implicación de los agentes locales, se pretende fomentar la visualización de la cultura como un instrumento transversal de las políticas públicas. Ahora toca el turno de la aplicación concreta de estos valores recordando que “al invertir en las condiciones de creación y producción, estaremos tomando iniciativas de consecuencias imprevisibles”, tal y como nos recordaba Gilberto Gil en su época de Ministro de Cultura de Brasil.

*Concejala delegada en materia de Cultura y Patrimonio Histórico y presidenta del Organismo Autónomo de Cultura del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife / Director gerente del Organismo
Autónomo de Cultura