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Caos en Las Palmas

Edificio evacuado en Las Palmas de Gran Canaria tras la rotura de una tubería de agua de abasto. | EFE

EFE | Las Palmas

La rotura de una de las principales tuberías de abastecimiento de agua de Las Palmas de Gran Canaria, acaecida en la calle Manuel González Martín, sembró ayer el caos en el centro de la capital de la Isla redonda, al punto que los túneles de Julio Luengo (estratégicos para el tráfico rodado) se anegaron y hasta hubo que evacuar durante horas un inmueble, según datos recopilados entre fuentes municipales y del servicio de emergencias del 1-1-2.

Así, las zonas del Estadio y de la avenida de Mesa y López resultaron se quedaron sin agua por la rotura de la tubería, que en la misma calle donde se produjo originó un enorme socavón minutos después del mediodía de ayer.

Dicha “pérdida en el subsuelo” de la calle de Manuel González Martín orientó a los bomberos a la hora de proceder a unos quince vecinos del edificio contiguo, que tras una valoración por parte de los especialistas pudieron retornar a sus casas pasadas las siete y media de la tarde.

Una guagua de la empresa Global en el interior del túnel de Julio Luengo. | EFE

Por lo que respecta a los túneles, la alerta provocó que hasta los mismos se trasladase personal del Servicio de Extinción de Incendios, Salvamento y Rescate de Las Palmas de Gran Canaria, así como agentes de la Policía Local. Tras comprobar que la enorme cantidad de agua que surgía por la arqueta en cuestión amenazaba con anegar los túneles, los policías optaron por cortar los dos carriles en sentido Norte hasta que personal del Servicio de Extinción de Incendios, Salvamento y Rescate de Las Palmas de Gran Canaria comenzaron a achicar la ingente cantidad de agua que ya inundaba los túneles. A pesar de la rápida actuación de los servicios actuantes, varios vehículos y una guagua quedaran atrapados en el interior del túnel, por lo que tuvieron que ser evacuadas todas las personas que se encontraban en los vehículos, sin que se registrara ningún herido.

Más de ocho horas

Fue tal cantidad el agua acumulada en el interior de los túneles que hasta la media tarde no se logró achicar en su totalidad, tras lo cual los operarios se afanaron su limpieza con el fin de abrirlos totalmente al tráfico cuanto antes, lo que finalmente ocurrió pasadas las ocho de la tarde, o sea, ocho horas después de la rotura de la tubería.