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Libertad con cargos para los jóvenes que dijeron llevar una bomba

Aidan Jervis y Nathan Tripiere
Aidan Jervis y Nathan Tripiere. / FOTO: PEOPLE

J. L. CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife

Los dos jóvenes ingleses que fueron arrestados el pasado viernes por una falsa amenaza de bomba en un avión que cubría la ruta entre Manchester y el Aeropuerto Tenerife Sur-Reina Sofía, pasaron en la mañana de ayer a disposición judicial y quedaron en libertad con cargos, acusados de un delito contra la paz social.

Tal y como adelantó este periódico el pasado domingo, Aidam J. y Nathan L.T serán juzgados por este hecho en España gracias a un tratado internacional, concretamente el artículo 5.1 c) del Convenio de Montreal para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la aviación civil, firmado por los dos países implicados. Ello les permitirá beneficiarse de la benevolencia con que nuestro ordenamiento jurídico castiga estos asuntos, ya que la pena máxima que puede corresponderles es de un año de prisión, aunque es probable que la broma se quede solo en una cuantiosa multa.

Por contra, si hubieran sido juzgados en el Reino Unido -el interior de un avión se considera territorio del país de bandera, como si fuera una embajada- podría corresponderles desde cinco años a, incluso, cadena perpetua, aunque este caso requiere que el comandante de la aeronave declare ante la Autoridad Judicial que consideró que había un riesgo cierto de estrellarse.

La amenaza de los dos pasajeros de que estaban en posesión de una bomba obligó a retirar la aeronave a un punto apartado del aeropuerto Reina Sofía, donde los efectivos de seguridad del aeródromo tinerfeño se vieron obligados a actuar bajo los protocolos de emergencia.

Según apuntaron diversas fuentes, poco después del despegue, los dos jóvenes, de alrededor de veinte años y de nacionalidad británica, indicaron a una de las azafatas que tenían una bomba. El comandante de la aeronave comunicó la incidencia a la torre de control y una vez que aterrizó en el aeropuerto tinerfeño las autoridades intervinieron. Tras tomar todas las medidas de seguridad oportunas, la Guardia Civil accedió al interior del aparato y detuvo a los dos individuos sin que se encontrase ningún artefacto.

El vuelo procedía de la ciudad británica de Manchester, con 218 pasajeros y ocho tripulantes a bordo, y pertenecía a la compañía Tomas Cook. La falsa amenaza generó un retraso de tres horas y 50 minutos al vuelo, cuyo destino final era Aberdeen.