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Lo malo de ser idiota > Jorge Bethencourt

No me importa ser idiota, lo que me revienta es que se note mucho. Quienes mandan deben pensar que los ciudadanos sufrimos un cierto retraso mental. Por eso, por ejemplo, nos vendieron el crecepelo de que la unión de las Cajas de Ahorros era la solución definitiva para los problemas financieros de esas entidades que levantaron edificios, oficinas y patrimonios con el dinero de los impositores.

Siempre pensé que el hecho de unir cinco agujeros no suponía tener uno más pequeño, sino un hoyo de un tamaño igual a la suma de los cinco pozos. Pero como la economía es tan extraña vas y te crees lo que te dicen los expertos. Banca Cívica se presentó, pues, como la gran fusión que creaba un banco potente que mantendría la función social de las cajas y su patrimonio en aquellos territorios donde habían nacido y crecido. Pero no. Después de batir el récord de la permanencia más breve en la historia de la bolsa española -ocho meses desde que tocaron la campana inaugurando el parqué hasta que la tocaron a difuntos- la nueva Banca Cívica terminó engullida por La Caixa que en una auditoría descubrió más de 2.400 millones de deudas no afloradas. El Bando de España es un lince.

El Gobierno anuncia ahora que tendrá que ayudar al saneamiento de Bankia, con unos 7.000 millones de euros. Y en breve veremos cómo tiene que echar mano de nuestro dinero para meter en el sistema bancario, más que nada de las cajas, de unos 50.000 millones en total. Que se sumarán a los 150.000 millones aportados al sistema bancario español hasta el 2010 -“el más saneado del mundo”, ¿recuerdan?- en compra de participaciones o inyecciones de capital. Si el final del camino era meter dinero público (que es como se llama al dinero en manos del Gobierno) para tapar los agujeros, ¿para qué se inició el proceso de concentración? Pues porque era el paso previo para la extinción de un mercado atomizado e incómodo para el regulador y los grandes bancos. Admitiendo que sea bueno eso de pocos bancos y grandes bancos (que es mucho admitir) la cuestión es que un patrimonio hecho con los ahorros de todos los ciudadanos de una comunidad va a terminar en las redes de sociedades privadas que se lo tragarán a cambio de apechugar con deudas que se soportarán en créditos dados con dinero de los mismos ciudadanos. Si me han seguido hasta aquí seguro que ya lo tienen claro. Lo malo no es ser idiota. Lo malo es que se note tanto.

Twitter@JLBethencourt