Margarita Ramos: “No se puede hablar de ajuste y someter a un sacrifico durísimo a la gente”

La consejera de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Margarita Ramos (PSOE). | EFE

RUBÉN DARÍO GARCÍA LEÓN (EFE) | Santa Cruz de Tenerife

La consejera de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Margarita Ramos (PSOE), dijo en una entrevista a Efe que no se puede hablar con tanta ligereza como hace el PP de realizar ajustes durísimos para contentar a ciertas voces de Europa y mientras tanto someter a la población a un sacrificio excesivo y durísimo.

Durante la entrevista la consejera, catedrática de Derecho del Trabajo, también manifestó que la clase política debe ser la primera en dar ejemplo de una cierta moralidad pública y aseguró que la reforma laboral también perjudicará a las empresas, para favorecer al capitalismo especulador.

– ¿Como sociedad estamos preparados para hacer los cambios incluso en la forma de vida y de reparto del trabajo?

“La reforma laboral que ha acometido el Gobierno de la nación cambia en profundidad el sistema de relaciones del trabajo. Es fuertemente unilateral, lo que quiere decir que la capacidad y el margen que había hasta ahora para que el sistema de relaciones de trabajo fuese el resultado de acuerdos negociados entre representantes sindicales y empresariales, se ve profundamente alterado. Y prevalece una visión autoritaria del sistema de relaciones del trabajo, pues se pone el énfasis en que el empresario unilateralmente fija, determina, o modifica y varía las condiciones de trabajo, y eso provocará que el horario, la jornada y su distribución, la retribución salarial o el sistema en cómo se retribuye, tenga una gran componente unilateral.

Luego la reforma laboral va a obligar a la población trabajadora a tener un grado mayor de disponibilidad respecto de las exigencias y necesidades empresariales. Por eso soy muy crítica con la reforma. No creo que respete el equilibro que tiene que haber entre los legítimos intereses de los empresarios para alcanzar una mejor competitividad de sus empresas y una adecuada productividad por parte de los trabajadores con la calidad de las condiciones de trabajo. No queda asegurado ese equilibrio y por tanto no queda asegurado el trabajo digno”.

¿Le asustan las reforma que está haciendo el PP?

“En realidad no. Se que tras las reformas de sanidad, educación y trabajo lo que hay es el pretexto de lograr la estabilidad presupuestaria pero para cambiar el modelo de Estado y el papel que debe cumplir el poder público”.

Se trata de un adelgazamiento del Estado, de lo público en favor de una ampliación y extensión de lo privado, pasando por un periodo que ha sido el discurso de la desregulación. Pero se pretende esa desregulación para ir a una nueva intervención, no en favor de la economía que crea riqueza sino del capital financiero, especulativo. Y este es el cambio que experimentamos ahora
Las noticias hablan de cómo se dispara la prima de riesgo de la deuda soberana y eso pone de manifiesto que los estados sirven a los intereses del nuevo capitalismo. No del que se apoya en la generación de riqueza sino un nuevo capitalismo que reclama la intervención del estado para garantizar la especulación, la ganancia financiera.

– La reforma laboral ¿Ni siquiera beneficia al empresario que crea empleo?.

“Evidentemente. El tejido empresarial va a quedar profundamente afectado, porque las medidas que se están introduciendo con el objetivo de contener el gasto están ocasionando una pérdida de actividad empresarial. Está lastrando iniciativas de carácter económico. Se han perdido subvenciones, apoyos, respaldo económicos a la creación de empresas, al mantenimiento de las empresas.

Las empresas tiene dos problemas fundamentales; uno, captar crédito para poder mantener negocio y plantillas, y otro la morosidad en el pago frente a sus acreedores. Estas dos cuestiones todavía no han sido atendidas.

A los bancos se les ha ofrecido liquidez para sanear sus activos financieros pero esa operación no ha estado acompañada de un compromiso por parte de las entidades financieras para llegar crédito a las familias y a las empresas. Luego la actividad económica se ve profundamente afectada”.

P.- ¿Ha cambiado su visión de la política tras casi un año en el Gobierno de Canarias?.

“Ahora podríamos decir que tengo una visión más cercana, más realista tal vez. La de antes no era irreal, pero ahora probablemente tengo una visión más equilibrada de lo que ocurre. Conozco la perspectiva institucional, también social y veo cómo se entrecruzan diversos intereses que son legítimos y que ampara la Constitución. Y entiendo que el poder de los responsables públicos se ejerce adecuadamente cuando se encuentra el ajustado equilibrio en la pervivencia y la satisfacción de esos intereses”.

P.- Cuando los políticos hablan de paro ¿No cree que se olvidan muchas veces de que se trata de personas?

“En el discurso del Ministerio de Economía se dice continuamente que hay que hacer ajustes, que vamos a pasar un periodos difícil mientras vamos adelgazando el Estado. Pero no se dice que cuando se habla de pasar un periodo difícil se trata de un periodo de aplicación de un elevado grado de sufrimiento a la ciudadanía. El sufrimiento es el paro, tener que cerrar empresas y la pérdida de confianza y de esperanza. Por eso el Gobierno canario no secunda las políticas de empleo del PP. Nosotros, en materia de materia de empleo público, no aplicamos la reforma laboral, que propugna que en situación de crisis las administraciones públicas procedan a extinguir el empleo público, que se destruya y aminore.

El PP dice que es necesario cambiar la estructura de las empresas públicas, pero detrás de esa frase se quiere decir que manden empleados públicos al paro. Y tras cada empleado público que se va al desempleo hay una familia, unos hijos, una hipoteca, unos impuestos que pagar. Detrás de cada empleado público que se va a la calle hay un problema personal, familiar y social.

No se puede hablar con tanta ligereza de hacer unos ajustes durísimos este año para contentar a ciertas voces de Europa y mientras tanto someter a la población a un sacrificio excesivo e innecesario”.

Percibe en su entorno cierto rechazo hacia la clase política?.

“La clase política padece de un grave defecto, y es que por lo general es muy difícil la autocrítica. Y lo que predomina es culpar a otro, y creo que es un mal ejemplo que damos a la ciudadanía. Los responsables políticos tenemos que aprender a hacer un ejercicio de crítica continua con lo que hay alrededor, con las posiciones de los restantes protagonistas políticos, pero también autocrítica, y sobre todo cuándo y en qué momento es necesario corregir”.

– ¿Que la parece la decisión del presidente de Francia, François Hollande, de reducir su sueldo en un treinta por ciento?.

“Este tipo de actitudes son ejemplarizantes. El Gobierno de Canarias también, en el contexto de dificultad económica actual y para hacer un ejercicio de cumplimiento de los requerimientos del Gobierno central de déficit hemos puesto una medida difícil como es la reducción de las retribuciones salariales de todo el personal de la administración autonómica. Desde el presidente del Gobierno canario hasta todos los empleados públicos. Es un sacrificio pero es preferible a ejecutar la política que el PP nos pide que llevemos a cabo, que es destruir empleo público.

Sabemos que es un sacrificio y lo planteamos para este año. El próximo ya veremos que escenario hay. Ante la crisis mejor la solidaridad que excluir a unos cuantos del sistema”.

– ¿Y las críticas porque en sanidad algunos directivo cobren objetivos y en el Parlamento dietas por hacer el trabajo que corresponde?

“Venimos de un crecimiento económico galopante que no gestionamos adecuadamente y la prueba está en los resultados, en el momento en el que se retrae el crecimiento.

Ahora hay que hacer un ejercicio de reflexión acerca de lo hecho, de lo que hacemos y lo que debamos hacer. Por eso las crisis son una oportunidad para corregir esas actuaciones en las que la clase política no ha dado un claro ejemplo a la ciudadanía de rigor y de austeridad. En el fondo y en la forma en estos momento está muy en entredicho esa forma de actuar y los ciudadanos observan atentamente lo que ocurre.

Es importante que la clase política sea la primera que de ejemplo de una vez si se quiere cierta moralidad pública, pero desde luego nuestra conducta ahora más que nunca tiene que ser ejemplarizante. No podemos pedir a los ciudadanos que hagan esfuerzos si nosotros no los hacemos. Los ciudadanos quiere ver un espejo en el que mirarse. De ahí que los políticos pueden recuperar la confianza de los ciudadanos. Tenemos que dar ejemplo privándonos de ciertas cosas que realmente son superfluas”.